Según un estudio reciente de el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, la población venezolana en ese país ha crecido más del 3.200% en los últimos años desde que Chávez llegó al poder.
Si bien no hay cifras exactas de cuántos venezolanos hay en España, pues muchos datos oscilan que hay 120.000 empadronados en el sector del trabajo formal, hay datos de que en España hay 250.000, 320.000 o hasta 400.000 venezolanos viviendo en todo el territorio siendo Madrid la mayor colonia de venezolanos radicados en ese país.
Sí bien, entre 1995 y 2005 la población venezolana era no más de 10.000 o 50.000 personas, la mayoría llegaba con trabajos bien remunerados y alcanzaban un estatus rápido. Hoy la situación es diferente. Sí bien tanto los medios y el propio Gobierno de Venezuela tratan de posicionar que el venezolano que vive en España es «de dinero», la verdad es que casi en el territorio donde se encuentre vive ya en situaciones precarias como el bajo sueldo, la poca posibilidad de acceder a la educación o la sanidad pública.
Por ejemplo, el venezolano que vive en Madrid no precisamente lo hace en la parte «señorial» de la capital española como el barrio Salamanca sino en barrios como Carabanchel y Vallecas que son peligrosos y marginales.
A pesar de tener estudios, los venezolanos aún no han sido integrados de manera adecuada el mercado laboral y a medida que el éxodo a España aumente, cada vez es más difícil para un venezolano acceder al mercado laboral de manera plena. Incluso muchos han logrado aceptar que en ciertos países Latinoamericanos tenían «un poco mejor la calidad de vida».
La razón es que el alto costo de la comida y el alquiler, la crisis económica y la inflación que no da tregua en España, sumada a la migración marroquí, ha hecho que la vida del venezolano se vaya complicando con el paso del tiempo.
La razón de por qué muchos siguen yendo a España es sobre todo por la facilidad de conseguir la residencia, pero pese a ello su calidad de vida se deteriora con rapidez. Por eso muchos ya se están dando un plazo de tiempo y si no mejora su situación, incluso algunos no descartan regresar a otros países latinoamericanos de donde salieron hace no mucho tiempo sobre todo a países dolarizados como Panamá y Ecuador.
La República