Con carteles y banderas de Uruguay, una marea humana colma este viernes el Estadio Centenario de Montevideo para despedir al mítico delantero Luis Suárez, que juega su último partido con la Celeste ante Paraguay por las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Norteamérica-2026.
«¡Gracias por tanto, Lucho!», «Fuiste y serás mi eterno ídolo», «Sos único e inigualable», más de 60.000 almas llenan las gradas para ver al máximo goleador en la historia de la selección uruguaya, que a los 37 años viste por última vez la casaca de su país.
Suárez, titular y capitán en el once del DT Marcelo Bielsa, lleva anotados 69 tantos en 142 partidos desde su ingreso al combinado nacional en 2007, un récord que muchos sueñan que pueda superar ante los guaraníes.
Todos quieren ver al Pistolero celebrar con dos dedos en el aire tras uno de sus certeros disparos que logran meter el balón hasta el fondo de la red, incluso desde ángulos improbables.
Las cualidades ofensivas de Suárez nunca fueron discutidas, a diferencia de su comportamiento en el campo, que muchas veces lo pusieron en el centro de la polémica.
«Esa mano valió la pena»
Encarnación de la «garra charrúa», como se conoce a los combativos futbolistas uruguayos, Suárez se convirtió en leyenda en Uruguay cuando en el Mundial de Sudáfrica 2010 detuvo con la mano un cabezazo que le iba a dar el pase a semifinales a Ghana.
«Esa mano valió la pena. ¡Yo hubiera hecho lo mismo!», asegura a la AFP Vinicio Castillo, un exfutbolista guatemalteco de 39 años que apenas se enteró de que Suárez se retiraba de la Celeste compró un pasaje a Uruguay y tuvo «la dicha» de conseguir una entrada para verlo jugar.
Fuente: Primicias
MM