Solo Venezuela tiene un diésel más barato que Ecuador. Esto, junto con la ineficiencia del gasto público, son los problemas centrales que se deben resolver para salir de la espiral de déficit y endeudamiento.
Cuando el sector público de un país es ineficiente y mantiene subsidios que fomentan actividades ilícitas, los ciudadanos sufren en su bolsillo y calidad de vida a través de más impuestos y burocracia. Además, los bienes y servicios estatales se convierten en un lastre para la productividad, el crecimiento económico y la generación de empleo.
Eso es lo que está ocurriendo en Ecuador, donde la combinación del segundo diésel más barato de América Latina y un gasto público ineficiente asfixian a la sociedad y a la economía nacional, que en 2024 cumple una década perdida en términos de crecimiento económico.
“Ecuador gasta, incluso con la reciente reducción del subsidio a las gasolinas extra y eco país, más de $2.800 millones en subsidiar otros combustibles, especialmente el diésel. Eso es casi el doble de lo que se invierte en programas y ayudas sociales, o más de ocho veces lo que se destina a luchar contra la desnutrición crónica infantil. Un Estado que gasta mal provoca una población menos productiva y con menos oportunidades de desarrollo”, explicó Yolanda Idrovo, economista e investigadora en desarrollo social.
Si no fuera por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela, el diésel ecuatoriano, con un precio máximo de $1,8 por galón, sería el más barato de América Latina.
Entre enero y julio de 2024, según datos de Petroecuador, en el país se han despachado 688,14 millones de galones de diésel de todo tipo. De este total, casi el 71%, es decir, más de 487,21 millones de galones corresponden a diésel premium para el sector automotriz.
Solo en ese diésel premium, el subsidio es de $1,184 por galón. De esta forma, en los primeros siete meses de este año, el gasto para mantener ese combustible como el segundo más barato de la región sumó más de $576 millones. A esto se deben añadir otros tipos de diésel subsidiado, como el pesquero y el eléctrico.
Como ya se ha analizado, el contrabando y el robo (mediante la perforación de poliductos) de diésel y gasolina blanca se han convertido en uno de los pilares de las economías criminales que golpean a Ecuador.
Esta situación puede empeorar debido a que, por ejemplo, en Colombia se ha lanzado un plan para subir paulatinamente el precio del diésel, lo que hará que el combustible ecuatoriano, con su precio congelado y subsidiado, sea aún más atractivo.
Fuente: La Hora.