Las cooperativas están bajo ataque por la crisis económica, la inseguridad, la migración familiar y la falta de controles

Han fallado los controles y se han presentado casos como el de la Cooperativa Cámara de Comercio de Ambato. La crisis de inseguridad y de migración complica cobrar los créditos otorgados. El país está en un proceso de sobreendeudamiento.

“Nunca hemos vivido una conjugación de factores negativos en el escenario del sistema financiero como ahora. Ni siquiera en la crisis de 1999. En esa época, por lo menos, no tuvimos la inseguridad que tenemos ahora. La inseguridad es un tema complicadísimo que afecta todos los órdenes del sistema económico y social”.

Édgar Peñaherrera, gerente de la Red de Integración Ecuatoriana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Icored), explicó que la economía del país está mal y eso se siente en el sector financiero a través de menor rentabilidad, aumento de la morosidad (cartera impaga), costos altos de fondeo.

Además, la superintendenta saliente de Economía Popular y Solidaria, Margarita Hernández, falló en los controles y en tomar decisiones a tiempo para evitar crisis como la de la Cooperativa Cámara de Comercio de Ambato.

La situación es compleja, pero todavía no se habla de una crisis sistémica de todo el sector cooperativo. Sin embargo, existen alertas como la proliferación de las cajas de ahorro (sin ningún tipo de control), entre otros temas.

A continuación, se detallan los puntos críticos que desnudan la realidad de un sector cooperativo bajo ataque:

1 La inseguridad está provocando que cada vez se cierren más negocios, sobre todo en las zonas más pobres y rurales, donde actúan las cooperativas de ahorro y crédito.

“Las vacunas de ahora ya no son las que había hace 10 años. Antes te pedían 5, 8 o 10 dólares. Ahora ven un negocio como una cevichería y le piden $1.000 o más. Los pequeños negocios no pueden asumir ese tipo de vacunas, lo que hacen los dueños es irse y cerrar todo porque están amenazados.

Eso complica recuperar el dinero prestado. En promedio, la morosidad de las cooperativas supera el 8%, es decir, más del doble que en los bancos. Sin embargo, hay tipos de crédito y segmentos donde la morosidad supera el 10%.

Según Peñaherrera, la situación es todavía manejable; pero todo dependerá de cómo evolucione la economía. Se espera que las cosas mejoren algo en el segundo semestre de 2025, cuando pasen las elecciones y se tengan más certezas sobre el rumbo del país.

Mientras tanto, para el cierre de 2024 se proyecta un escenario negativo donde, en el mejor de los casos, se podrán mantener los niveles de depósitos y créditos.

La migración familiar en aumento también complica el cobro de deudas. “Las personas ahora se están yendo en familia, pero antes se endeudan en el sistema financiero y luego desaparecen”, apuntó Peñaherrera.

Esto complica aún más las gestiones de cobro y pone en aprietos a las cooperativas.

La migración se ha vuelto una salida para muchos emprendedores extorsionados por criminales en Ecuador.

3 Sobreendeudamiento y pérdida de cultura de pago. El país, según un informe de Equifax, está viviendo desde hace unos seis años un proceso de sobreendeudamiento a escala nacional. En medio de la crisis, y la recuperación económica que nunca llegó a despegar, la gente tiene problemas para pagar sus deudas e incluso para cubrir sus obligaciones básicas.

A esto se suma que se está perdiendo la cultura de pago, debido a las condonaciones decretadas desde la política y los cambios legales que han impulsado que la gente no pague a tiempo y que, incluso, espere a nuevos perdones de deudas en lugar de cumplir.

4 La crisis financiera global ha disparado el costo del financiamiento de fuera. Antes, se podían conseguir recursos a un costo del 4%; pero ahora cualquier institución financiera que quiera fondearse internacionalmente debe pagar una tasa de al menos el 10%.

Esto ha obligado a que se emprenda una pelea de tasas entre bancos y cooperativas para atraer clientes, a través de los depósitos a plazo. Así, cuesta más el dinero que consiguen los bancos, pero no se pueden subir las tasas que se cobran por prestar ese dinero. El resultado es menos rentabilidad y menos crédito.

5 La Superintendenta saliente de Economía Popular y Solidaria fracasó en los controles y en tomar decisiones a tiempo.

Peñaherrera consideró que, por ejemplo, en el caso de la Cooperativa Cámara de Comercio de Ambato, la Superintendencia debió “remover a tiempo a los malos administradores” antes de que la situación escalara hasta no poder devolver los depósitos de los clientes.

Además, no se han hecho los seguimientos debidos para tener alertas tempranas sobre los problemas en el sector.

Según la Ley, la Superintendencia tiene que controlar a 18.000 organizaciones de la Economía Popular y Solidaria. Sin embargo, el enfoque debería estar donde existe alto riesgo, es decir, en las 402 cooperativas de ahorro y crédito; pero eso no ha pasado.

“Hay que dedicarse más al control del sector financiero popular y solidario y menos a hacer normas; y menos aún a estar promoviendo en otros países del mundo que en Ecuador existe una Superintendencia hermosa”, apuntó el gerente Icored.

Alerta con la proliferación de las cajas de ahorro. Desde 2012 se ha prorrogado la moratoria para la creación de nuevas cooperativas de ahorro y crédito. Desde esa fecha se han cerrado más de 500 cooperativas; pero el sector todavía necesita depuración.

A pesar de que no se pueden crear nuevas cooperativas, están proliferando en ciudades como Otavalo, Latacunga y Ambato, las llamadas cajas de ahorro. En muchos casos, estas entidades son cooperativas del segmento más pequeño que no pudieron cumplir con el capital mínimo de $200.000.

Sin embargo, siguen operando sin ningún control y prestan servicios como si fueran cooperativas. Ahí hay un riesgo grande que es responsabilidad de la Asamblea Nacional, que eliminó el control a esas cajas de ahorro.

A esto se suma, también sin control, la proliferación de nuevas sucursales.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado que todo el sistema cooperativo tenga los mismos controles y reglas que los bancos. Eso solo sucede en el llamado segmento 1, donde están las cooperativas más grandes.

Desde el sector se argumenta que las cooperativas cumplen funciones diferentes a los bancos, y además no tienen productos como las cuentas corrientes.

Sin embargo, el sistema de autorregulación que se aplica en las cooperativas comienza a hacer aguas cuando no existen buenos controles. (JS)

Fuente: La Hora

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