Como parte de una entrevista en el programa Fútbol90 de ESPN, el golero de la selección ecuatoriana Hernán Galíndez habló de la actualidad que está atravesando en el balompié argentino, en el que su equipo, Huracán, se encuentra en la segunda posición de la tabla de posiciones, peleando palmo a palmo el liderato.
A continuación un extracto de su entrevista en la televisión argentina:
“De mi época Donnaruma ya había debutado muy joven y enseguida llegó a su selección. Yo creo que hay un tema psicológico que una cosa es debutar, atajar un partido y hay otro que volverá luego de una lesión o suspensión que va a volver al arco y otra distinta es cuando sabes que eres dueño del arco y te sentís titular”.
“Llega una edad en la que sabés que necesitas buscar un lugar para atajar y ser titular… Creo que a los 23, 24, 25 máximo hay que empezar buscar un sitio para agarrar esa responsabilidad. Cuando yo me fui a Ecuador, acá me había quedado sin espacio. Fui a jugar a la B. Y fue como empezar de cero. Sentí que era mi última oportunidad y si no era así, tenía que dedicarme a otra cosa”.
“Así arrancó mi carrera en Ecuador. Tuve 12 años allí. La decisión de nacionalizarme la tomé como una persona natural y no como deportivo, porque conocí a mi esposa, habíamos tomado la decisión de vivir allá, había nacido nuestro primer hijo y empecé los trámites de nacionalización. Luego vino el primer llamado a la selección. Era algo que lo había soñado por mucho tiempo. En algún momento se veía como algo imposible pero ahí estaba ese deseo. Y cuando me llamó por primera vez Gustavo Alfaro, fue el mejor día de mi vida”.
“Cuando estuve en Rosario Central tuve la oportunidad de enfrentarme a Riquelme, a Palermo, a la Bruja Verón y no los disfruté. No tengo recuerdos lindos de esa época porque no lo disfrutaba, vivía muy estresado. No era consciente del momento en que estaba viviendo y hoy es diferente”.
“En Central la pasé muy mal. Nos fuimos a la B. Atajé los últimos seis meses, estuve en la promoción y soy honesto, no atajé bien, cometí errores y me sentí culpable por el descenso. Era chico, tenía 23 años. Me costó mucho salir de ese momento. Estuve con depresión, estaba solo, no quería comer, ni levantarme de la cama. Me llegué a preguntar si quería ser arquero. Hasta tenía miedo salir a la calle y no supe cómo manejarlo en ese momento. Por eso, cuando vino la oportunidad de salir del país, no lo pensé y cuando quedé campeón de la serie B de Ecuador, llegué a convencerme de que tan malo no era”.
“Central fue un club donde pasé tanto tiempo y hoy siento que no puedo volver. Es lo que me tocó. Fue todo deportivo lo que sucedió pero eso me marcó. El otro día un hincha de Rosario me gritaba ‘te haces el héroe ahora, dando entrevistas’. Ahora lo tomo con mucha tranquilidad”.
