La nariz es una de las principales vías de acceso a nuestro cuerpo: el aire que respiramos, los aromas que olemos y los microbios que nos enferman. En su camino hacia adentro, el aire pasa por los cornetes nasales, las placas óseas largas, estrechas y curvadas que parecen una concha y sobresalen hacia el conducto respiratorio. Los cornetes están cubiertos por un tipo de tejido único que secreta moco y contiene muchas ramas de células nerviosas que son responsables de nuestro sentido del olfato. La estructura y función de los cornetes permite que el aire se caliente y absorba humedad antes de llegar a los pulmones
Infobae