Beetlejuice se convirtió en un instantáneo clásico del cine por sus dosis de terror y comedia que apelaron a un amplio público, desde familiar hasta adulto. Después de estrenar con éxito La gran aventura de Pee-Wee en 1985, Tim Burton comenzó a trabajar en su siguiente film, además de Batman, con un presupuesto de la compañía Warner Bros. que rondaba los USD 15 millones.
El director recibió el guion de Michael McDowell de manos del productor David Geffen y el cineasta quedó completamente convencido con la historia. Sin embargo, el guion no fue continuado por McDowell, porque necesitó más de una reescritura. En el proceso, Burton estuvo pensando quiénes podrían ser sus protagonistas.
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