Experiencias, alegrías, logros y tropiezos, todo esto es parte de la vida de un deportista y la marchista Glenda Morejón lo vivió en primera persona. La imbabureña fue medallista de plata en relevos mixtos, pero el camino “no fue fácil”, aunque al final la recompensa llegó en dos vías, la deportiva y la sentimental.
“Este ciclo estuvo lleno de momentos duros por temas de lesión, de salud, pero todo eso me hizo levantarme con más fuerza, por eso agradezco a mi familia, a todos los que me apoyaron”, dijo Glenda en un conversatorio organizado por Crisfe, en el edificio matriz en Quito del Banco Pichincha, entidad que respalda la preparación de la andarina imbabureña.
Morejón fue sexta en los 20 kilómetros marcha y medalla de plata en la maratón de relevos mixtos junto con el azuayo Daniel Pintado, pero no solo se llevó de París el diploma y la presea olímpica, también obtuvo un anillo de compromiso luego de dar el sí a Marlon Pesántez.
“París quedará en mi corazón, en mi mente y estará marcado en la historia del país”, declaró Glenda, una frase con la que agrupa todas sus sensaciones y vivencias en París 2024.
La marchista estuvo acompañada de sus padres, la motivación durante su formación desde los 5 años, cuando ganó su primera carrera en 300 metros velocidad, hasta sus 24 años, cuando se consagró como medallista olímpica.