El temor ante una posible recesión económica en Estados Unidos mantiene en incertidumbre a los mercados, a la espera de lo que resuelva la Reserva Federal (FED) respecto de las tasas de interés. En Ecuador, el ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Vega, ve una oportunidad para las exportaciones no petroleras, en un escenario donde el dólar empieza a debilitarse, porque se abaratarán los envíos de productos ecuatorianos.
Pero sectores exportadores comentan que un dólar débil, si bien es importante, no será exclusivamente determinante para mejorar las exportaciones si se confirma la recesión de la principal potencia mundial -primer destino de las exportaciones ecuatorianas-, ya que el consumo de los hogares caerá y, por ende, disminuirá la demanda de productos.
La condición del dólar es un factor externo que no depende de Ecuador. Señalan que existen varios factores internos, que sí son competencia del país, que encarecen los costos de producción, afectando la competitividad de la industria nacional frente a otros países competidores que, por ejemplo, pueden recurrir a la devaluación de sus monedas.
La carga impositiva y arancelaria, así como los fuertes gastos en seguridad a los que deben recurrir las empresas son algunas de las variables que afectan a la cadena de valor y que requieren de decisiones por parte de las autoridades.
A ello se suma que la economía china, otro importante destino de las exportaciones ecuatorianas, lleva una constante caída de su demanda desde el año pasado.
Felipe Rivadeneira, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), menciona que en la teoría macroeconómica un dólar debilitado “fortalece” a Ecuador, porque ayuda a ganar competitividad. Pero “hay que ir midiendo paulatinamente” cómo evoluciona la economía estadounidense, porque su contracción puede generar problemas en otros mercados y afectará al consumo de la clase media de ese país.
Diario El Universo