Mercurio, el planeta más cercano al Sol, es también uno de los menos conocidos del sistema solar. Por un lado, su composición es similar a la de la Tierra y a la de los demás planetas rocosos. Está formado por minerales de silicato y metales, pero, a diferencia de los otros planetas rocosos, el núcleo de Mercurio constituye una parte mucho mayor, el 85% (el de la Tierra es del 30% aproximadamente). Por si esto fuera poco, posee un campo magnético misteriosamente persistente que los científicos aún no pueden explicar. Y ahora se suma otro motivo: diamantes.
De acuerdo con un reciente estudio, basado en simulaciones de la evolución temprana de Mercurio, un equipo de geocientíficos chinos y belgas encontró pruebas de que Mercurio puede tener una capa de diamante sólido debajo de su corteza. Según sus simulaciones, esta capa tiene 15 km de espesor, intercalada entre el núcleo y el manto a cientos de kilómetros por debajo de la superficie. Aunque esto hace que los diamantes sean inaccesibles (al menos por ahora), estos hallazgos, publicados en Nature, podrían tener implicaciones para las teorías sobre la formación y evolución de los planetas rocosos.
La Razón Digital 25