La mujer había comentado que tenía problemas con su esposo.
En mayo pasado, el párroco de la iglesia de Gualaquiza había dado posada a una familia venezolana. Lo hizo cuando vio a la madre que daba de lactar a su pequeño hijo de seis meses en los exteriores del templo.
La familia tenía a otros tres niños pequeños. El sacerdote les dio un cuarto que estaba desocupado para que pasen unos días hasta que puedan proseguir su ruta.
Gladys y Eduardo, los padres de esa familia, había deambulado estos meses por otras ciudades ecuatorianas, Sucúa y Esmeraldas. Vendían manillas para tratar de sostenerse. La parroquia los había apoyado con alimentos.
La mujer había comentado que tenía problemas con su esposo. Al menos durante dos veces había sido agredida. Pero su conviviente había amenazado con hacer daño a los niños si ella se separaba.
Eduardo estaba teniendo problemas por consumo de droga. Cuando se metía en el vicio se transformaba.
“Era una linda persona, pero llevado por el vicio era muy agresivo”, indicó el sacerdote en una transmisión de Facebook de Cenepa FM tu radio.
La mañana del sábado, 6 de julio, indicó que se escucharon gritos. Gladys, ensangrentada, pedía auxilio. Estaba herida en manos y piernas. Uno de sus hijos también tenía cortada la cara.
Ella comentó que su pareja la había agredido y también quería hacerle daño a los niños. El párroco indicó que ella trató de defenderse con un coche para niños. “La esposa dijo que estaba agresivo. Buscaba a los niños para matarlos”.
Mal herida, con poco fuerza, ella fue trasladada hasta una casa de salud para que pueda ser atendida de emergencia.
“Vi a Gladys pidiendo auxilio. Al niño (herido) en la cara. Era muy triste, no sabía qué hacer. la hice subir al carro, lo llevamos al hospital”, comentó el cura.
Tras la alerta, la Policía fue en busca del sospechoso. El sujeto se comportó agresivo con los agentes, que intentaron persuadirlo.
El extranjero llegó hasta el patio de la terminal terrestre donde trataba de defenderse con un arma blanca. La policía roció gas para tratar de someterlo, pero ante el riesgo que se corría se hizo uso progresivo de la fuerza. Un policía disparó.
Eduardo quedó tendido en la calzada. Aunque se le brindó atención, murió en el patio de la terminal.
El sacerdote indicó que se ha comunicado con la familia de Eduardo y Gladys para contar lo ocurrido.
La madre de Eduardo ha pedido que la ayuden para que le den sepultura. La madres de Gladys, en cambio, vendrá de Venezuela para socorrer a su hija.
La mujer se recupera en una casa de salud de Yantzaza. La Policía indicó que ella y su hijo se mantiene estables. (I)
Fuente: El Universo