Miembros de la Mafia 18 tenían casas con centro de monitoreo en el Guasmo

Aunque por fuera parecían casas sencillas, cuando la Policía logró tumbar las puertas blindadas de diez inmuebles controlados presuntamente por la banda delictiva Mafia 18 hallaron viviendas con acabados de lujo.

Las casas están en el Guasmo sur, específicamente en la cooperativa Unión de Bananeros, y los uniformados encontraron piscinas, bares, jacuzzis, saunas, áreas para parrillada y hasta un centro de monitoreo para controlar con cámaras quién entra y quien sale de su sector.

Los uniformados allanaron dos puntos. En el primer sector tumbaron las puertas de siete domicilios, donde encontraron el que habría sido escondite de Juan Carlos Sarmiento Montaño, alias Mi Rey, el hombre de 34 años que hasta el domingo lideraba las extorsiones en la zona.

Al fondo de una casa, en un tercer piso, había una habitación que parecía un cuarto de hotel y donde permanecía escondido Mi Rey, según la Policía del distrito Sur, pues hace poco se desató una disputa con la banda Los Lagartos.

Junto a esa casa había otro inmueble donde funcionaba una discoteca. En otra de las propiedades allanadas de esa misma cuadra se había instalado un centro de monitoreo para revisar las imágenes de las cámaras que instalaron los miembros de Mafia 18 en los postes.

Gracias a esas imágenes se presume que lograron huir antes de la llegada de los uniformados.

A unos 200 metros del primer punto la Policía intervino otros tres inmuebles. Estaban en un barrio que había sido cerrado con rejas en las cuatro peatonales.

En uno de los domicilios funcionaba un centro reuniones. En el otro había un centro de diversiones con una piscina que tenía en el fondo un homenaje a alias Mi Rey.

Diagonal a ese lugar estaba una casa de dos pisos que pertenecería a alias Braulio, otro cabecilla de Mafia 18, que controlaría otro cuadrante del Guasmo para el cobro de las vacunas.

En la casa de Braulio estaba trabajando un albañil hasta minutos antes de la llegada policías y militares, dijeron los vecinos.

El hombre alcanzó a salir y cerrar la puerta pero dejó los acondiciones de aire encendidos en la vivienda que aún no está habitada.

Luego de tumbar la puerta blindada los uniformados hallaron un lugar en la que alistaban los últimos detalles antes de la mudanza. Había jacuzzi, sauna, muebles con cargadores incorporados, una cama de tres plazas, algunas de los muebles aún tenían forros plásticos porque los albañiles todavía trabajaban en los mesones de la cocina.

Personal del municipio llegó también al sitio para retirar las rejas que impedían el paso de los uniformados. Se despejaron las peatonales mientras los vecinos reclamaban y aseguraban que había pagado 2.000 dólares para cerrar los cuatro ingresos peatonales que hay en su barrio supuestamente para estar protegidos de a delincuencia. (I)

Fuente: El Universo

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