En España diversos estudios apuntan a que muchos menores tienen contacto con la pornografía online desde los 8 años, mientras que la búsqueda activa de este contenido comienza a partir de los 12. A partir de los 14 años el consumo de este tipo de contenido es generalizado .
Se trata tan solo de la punta del iceberg de problemáticas que tienen en común el acceso de los menores a contenido inadecuado a través de internet y de las redes sociales y que tienen múltiples ramificaciones: ‘Grooming’, ‘ciberbullying’ o ‘sharenting’.
Familias y centros educativos son, o deben ser, las principales garantías de los derechos de la infancia y adolescencia, si bien los riesgos asociados implican a toda la sociedad, incluidas las administraciones públicas. Afectados y expertos claman por una ley digital que tenga al bien superior del menor en el centro.
La mayor preocupación: el abuso sexual infantil
Silvia, conocida como ‘Friki Mamá’ a través de su perfil @MellamanSIL en redes sociales, es una de las mayores divulgadoras sobre asuntos relacionados con la protección de la infancia. En entrevista con RT, esta pedagoga sostiene que el abuso sexual infantil es el problema más grave.
“Ha existido siempre, pero va empeorando con el tiempo, porque cada vez les damos más facilidades para que puedan acceder a los niños y niñas y desde edades más tempranas, hasta de 11 años”, cuenta la experta.
Relata que todas las problemáticas que se dan ahora ya existían antes, solo que con la irrupción de internet y de las redes sociales se multiplican, como por ejemplo, el caso del ‘grooming’.
Con esa expresión se conoce una práctica en la que un adulto se hace pasar por un menor a través de internet para tomar contacto con víctimas menores con fines sexuales. “Las redes sociales han conseguido que los depredadores sexuales virtuales obtengan una enorme cantidad de información de las personas a las que quieren acosar y con una facilidad pasmosa”, señala ‘Friki Mamá’.
Y es que según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI, 2022), el 93 % de los niños españoles de 10 años utilizan internet de forma habitual, con un acceso cada vez más temprano y frecuente. El 33 % de los niños de 6 años ya utiliza internet y a los 15 años se roza el 100 %.
Cada vez les damos más facilidades a los depredadores sexuales para que puedan acceder a los niños y niñas y desde edades más tempranas.
El estudio ‘De Alpha a Zeta, educando a las generaciones digitales’, de Qustodio (2023) sostiene que los menores usan las pantallas 4 horas diarias fuera del entorno escolar, dedicando de media 96 minutos tan solo a la red social Tik Tok.
A nivel global, los menores pasan 107 minutos al día navegando en Tik Tok.
Las redes sociales pueden proporcionar demasiada información: “Quiénes son tus padres, qué haces… Me resulta más fácil crear un perfil más adaptado a tus gustos. Todas las fases que tienen el ‘grooming’ se facilitan”, ilustra la experta.
¿Falta supervisión?
Aunque actualmente el 92% de los progenitores afirman que supervisan el uso que sus hijos menores hacen de los medios digitales, según recoge la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMV), todo apunta a que no se trata de una supervisión efectiva.
Los datos de Save the Children indican que los menores tienen los primeros contactos con la pornografía entre los 9 y los 11 años. Según el estudio de Qustodio, un 45% de los progenitores afirman que sus hijos han visto contenidos digitales no adecuados para su edad, como violencia, sexo o lenguaje ofensivo, mientras que la asociación Protégeles asegura que el 44% de los menores en España ve imágenes violentas en línea y el 20 % consume pornografía, además recoge que el 40 % de los menores contacta en línea con desconocidos, un 33 % experimenta alguna forma de acoso, un 26 % recibe mensajes sexuales y un 19 % queda en persona con contactos de internet.
¿Relación entre pornografía, violencia y agresiones sexuales?
‘Friki Mamá’ señala que los estudios “relacionan agresiones sexuales en adolescentes con el acceso temprano a la pornografía”. “Es pornografía violenta, la mujer es un ser pasivo, le puedo hacer lo que quiero”, apunta la experta.
Así, en los últimos tiempos los diarios dan cuenta de delitos realizados por menores que no se veían, o al menos no con la misma frecuencia, con anterioridad: menores realizando violaciones grupales, distribución de pornografía infantil a través de grupos de mensajería instantánea o utilización de inteligencia artificial para crear material de abuso infantil, entre otros. En 2002 hubo 501 menores condenados por delitos sexuales.
Además, la pedagoga apunta a las consecuencias del consumo de ese tipo de contenidos, que está afianzando estereotipos sexistas en los más pequeños, que se cristalizan en relaciones en la “adolescencia muy sexistas y machistas, con mucho control, donde se romantizan elementos de celos”.
“Falta de educación digital y ausencia de educación sexual integral: tenemos el cóctel perfecto para que las cosas salgan mal”, resume la experta.
¿Cuál es el papel de familias y centros educativos?
‘Friki Mamá’ apunta a que la responsabilidad de proteger a la infancia en el entorno online la tienen los centros educativos, pero los primeros responsables son las familias.
En el caso de los centros educativos cree que se han adaptado a las redes sociales pero no a los riesgos que conllevan. “Se escudan en que las familias les han dado la autorización, pero tienen que ser responsables de su alumno”, dice.
“Falta de educación digital y ausencia de educación sexual integral: tenemos el cóctel perfecto para que las cosas salgan mal”
¿Y por encima del centro? Por encima está una administración educativa que debería ofrecer a los colegios y otros centros recursos y formación en cuestiones como el ‘ciberbullying’, el ‘sexting’, el ‘grooming’, o el manejo de los profesionales educativos de sus cuentas personales en redes sociales, en opinión de la pedagoga.
¿Lucha perdida contra el ‘sharenting’?
El ‘sharenting’ es el término que se ha popularizado para referirse a la práctica de compartir imágenes y todo tipo de información de menores a través de las redes sociales por parte de sus padres.
En la actualidad hay toda una generación de padres que llevan prácticamente un diario online de la vida de sus hijos, algunos incluso de manera profesional, lucrándose con ello. ‘Friki Mamá’ cree que en el fondo lo que subyace “es el desconocimiento de los riesgos online”.
Entre esos riesgos destaca a los depredadores sexuales, “que se nutren principalmente de esas imágenes que proporciona la familia”; que se facilita tanta información que es muy sencillo que el día de mañana se suplanta la identidad de los menores ; el ‘morfing’, es decir, cómo los depredadores sexuales virtuales utilizan esas imágenes convirtiéndolas en otras de contenido sexual; o alimentar el ‘ciberbullying’.
¿Un abanico de riesgos?
El abanico de riesgos que se abre ante un uso inadecuado de los niños y adolescentes de las nuevas tecnologías no se queda ahí.
Entre los peligros potenciales a los que se enfrentan los menores están los daños psicológicos y emocionales; la desinformación, manipulación y construcción de falsas creencias; el establecimiento de conductas peligrosas o socialmente inapropiadas; el daño para la salud física; las adicciones o las estafas económicas, según apunta la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
Otras de las consecuencias de ese acceso inapropiado son el descubrimiento de la vida personal y otras actividades de ocio, el aislamiento social, el desarrollo o empeoramiento de trastornos como la depresión, la adicción a contenidos violentos o la pérdida de privacidad.
Se está constatando un aumento de la violencia y el abuso en las relaciones sexuales, así como un incremento de la aceptación de los estereotipos sexuales.
En los últimos años, los profesionales de la salud, la educación y las tecnologías muestran preocupación porque la exposición temprana y sin filtro alguno a los contenidos inadecuados revierte en personas sexualmente activas en edades cada vez más tempranas y se está constatando un aumento de la violencia: el abuso en las relaciones sexuales, así como un incremento de la aceptación de los estereotipos sexuales y el aumento de la obsesión con la imagen cultural, según recoge un monográfico publicado por Red.es, entidad del Ministerio para la Transformación Digital.
¿Y la salud mental de los menores?
Algunos expertos consideran que el aterrizaje de las redes sociales ha sido una de las mayores problemáticas para la salud sexual de los menores.
Uno de los problemas tiene que ver con la autoimagen y la necesidad de alcanzar objetivos no realistas que ven en las redes.
Otro es caer en comunidades de riesgo. Algunas de las más conocidas son las llamadas Ana y Mía, que hacen referencia a la anorexia y la bulimia, donde otros menores dan consejos muy peligrosos para la salud relacionados con los trastornos de la alimentación.
Pero también las hay de pensamientos violentos o extremistas, donde se fomenta el odio a otros grupos de personas por su raza, su procedencia, su religión o cualquier otra característica.
Además, está el aislamiento. Según una encuesta de 2018 el 33% de los menores afirmó que unas pocas veces al mes sus hábitos online le hicieron pasar menos tiempo con su familia y amigos, mientras que para el 10% esa situación era diaria o semanal. El 5 % tenían conflictos frecuentes con la familia y amigos por su uso excesivo de internet y al 19 % le sucedía de manera ocasional.
¿Qué se puede hacer?
Los expertos coinciden en varios puntos, como la necesaria formación a nivel educativo y familiar, protocolos que se faciliten a los centros y se aplican y una ley estatal sobre contenido digital dirigida al bienestar de la infancia como bien supremo a proteger.
Hasta ahora el Gobierno de España ha implementado alguna iniciativa, como el desarrollo por parte de la Agencia Española de Protección de Datos y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de un sistema piloto de verificación de la edad para el acceso a páginas web de contenido para adultos, principalmente pornográficos.
El Consejo de Ministros anunció en enero que el Gobierno impulsará un acuerdo de país con tres ejes de actuación: la elaboración de una estrategia interministerial para la protección integral en internet; la aprobación de un proyecto de ley con este mismo objetivo; y la creación de sistemas de verificación de edad para el acceso a páginas web restringidas a personas adultas.
Sin embargo, los trabajos legislativos todavía no han comenzado. “Poner la ley digital que realmente se necesita tiene que hacerlo un Gobierno muy valiente. En el momento en que tú limitas la edad en la que puedes acceder a redes sociales, las imágenes que puedes subir de menores…Lo veo tan complicado porque se te van a echar encima todas las familias que dicen que su hijo es suyo”, sostiene la experta.
Entre los puntos a incluir: que los Ayuntamientos no den cursos de ‘tiktoker’ en edades a las que todavía no se puede acceder a esa red, que se ampare a la Fiscalía para que pueda avisar a servicios sociales, limitar el acceso a la pornografía, atacar de raíz la difusión de material de abuso infantil, entre un largo etcétera.
“Si se quiere se puede hacer, tienes que querer y entender que vas a tener críticas y que hay que hacerlo”, concluye ‘Friki Mamá’. RT
ra