El primer ministro Narendra Modi reclamó la victoria de su alianza el martes en las elecciones generales de la India, a pesar de un desempeño mediocre de su propio partido, que enfrentó un desafío más fuerte de lo esperado por parte de la oposición, que rechazó el historial económico mixto y la polarización política del líder.
Modi afirmó que su Alianza Democrática Nacional formará gobierno por tercera vez consecutiva. “La victoria de hoy es la victoria de la democracia más grande del mundo”, dijo en la sede de su partido.
Por primera vez desde que el Partido Bharatiya Janata de Modi llegó al poder en 2014, parecía poco probable que consiguiera una mayoría por sí solo, pero todavía se esperaba que la coalición del primer ministro fuera elegida para un tercer mandato de cinco años en los comicios más grandes del mundo.
Si Modi tiene que depender del apoyo de la coalición para gobernar, sería un duro golpe para el hombre de 73 años, que esperaba una victoria aplastante.
“El pueblo depositó su confianza en la NDA [Alianza Democrática Nacional, por sus siglas en inglés] por tercera vez consecutiva”, declaró Modi en la red social X, refiriéndose a su coalición. “Es un hecho histórico en India”, destacó.
Tanto los analistas como los sondeos a boca de urna presagiaban una victoria holgada de Modi y su partido, pero todo apunta a que el partido del dirigente, el Bharatiya Janata Party (BJP, Partido Popular Indio), y sus aliados no lograrán ese resultado aplastante y tendrán que apoyarse en sus socios de alianza, según cifras de la comisión electoral.
Con cerca del 99% de los votos escrutados, el BJP obtiene 36,7% de los sufragios, algo por debajo de las últimas elecciones en 2019.
Modi fue reelecto en su circunscripción, la ciudad sagrada del hinduismo Varanasi, también conocida como Benarés. Es la tercera vez que gana y esta vez obtuvo 152.000 votos más que el segundo candidato.
En total, el BJP logra 239 escaños y sus aliados otros 52, lo que lo ubica con 291, por arriba de la mayoría absoluta de 272 diputados en la cámara de 543 curules.
El principal partido opositor, el Congreso Nacional Indio, (que ungió a Nehru, el primer ministro después de la independencia y a Indira Gandhi), parece encaminado a casi duplicar su número de escaños con 99 legisladores, frente a los 52 en el Parlamento saliente.
“Castigado”
“Los votantes castigaron al BJP”, dijo el líder del Congreso Nacional Indio, Rahul Gandhi, quien fue reelecto en su circunscripción de Wayanad, en el sur. “Estaba seguro que la gente de este país iba a dar la buena respuesta”.
Después de una década promoviendo su agenda nacionalista hindú, Modi, de 73 años, se dirige hacia un tercer mandato en esta potencia emergente miembro de los BRICS junto a Brasil, Rusia, China y Sudáfrica. Y ello, a pesar de las acusaciones de la oposición y las inquietudes por los derechos de las minorías religiosas.
Un total de 642 millones de personas participaron en estos comicios divididos en siete fases a lo largo de seis semanas, ante el desafío logístico de organizar unas elecciones en la nación más poblada del mundo, con 1.400 millones de habitantes.
Se estima que más de dos tercios de la población india pertenecen a las castas más bajas del milenario sistema de estratificación social en el que se dividen los hindúes.
Políticos de todas las tendencias cortejaron a las castas más bajas con programas de acción social, promesas de empleo y subsidios especiales para luchar contra las discriminaciones.
Pero el BJP de Modi se distinguió del resto, imponiéndose con un discurso distinto: piensa primero en tu religión y luego, en tu casta.
Oposición presionada
Los opositores del primer ministro mejoraron su caudal electoral pese a que debieron enfrentar procesos judiciales que ellos denuncian como parte de una campaña política de Modi contra la disidencia.
El centro estadounidense de estudio Freedom House indicó que este año el BJP “usó cada vez más a las instituciones gubernamentales para atacar a sus rivales políticos”.
Como ejemplo, los opositores citan el caso de Arvind Kejriwal, ministro principal de la capital, Nueva Delhi, detenido en marzo por un caso de corrupción, liberado en mayo para la campaña electoral y encarcelado de nuevo el domingo.
La política del primer ministro también despierta recelos en la minoría religiosa musulmana, con más de 200 millones de fieles, inquietos por su futuro en este país constitucionalmente secular y que fue colonia británica hasta 1947.
Las elecciones representaron un desafío logístico en este enorme país, con innumerables urnas en megaciudades como Nueva Delhi y Bombay, pero también en zonas forestales aisladas y en la conflictiva región de Cachemira, a los pies del Himalaya.
Para facilitar el recuento, se recurrió a máquinas de votación electrónica.
Las principales cadenas televisivas indias disponen de reporteros enfrente de cada centro que compiten para anunciar lo antes posible los resultados.
Aunque el jefe de la comisión electoral celebró un “récord mundial” de 642 millones de votos en los comicios, con una participación del 66,3%.
Fuente: Infobae