Escasez de gas en Argentina: expertos afirman que existió imprevisión del gobierno

El invierno llegó este año anticipadamente a Argentina. Las temperaturas de mayo fueron más bajas que lo normal, y la ola polar incrementó la demanda de gas natural en los hogares.

El 24 de mayo, el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), Carlos Casares, declaró la preemergencia del sector energético e instruyó a unas 200 empresas con contratos “interrumpibles” de gas, a estaciones de servicio y a centrales termoeléctricas que suspendieran el servicio, a fin de garantizar el suministro prioritario a los usuarios, escuelas y hospitales. Millones de taxistas y quienes trabajan con vehículos a gas natural comprimido (GNC) también sufrieron el faltante.

La producción de gas está en manos de la empresa estatal Energía Argentina S. A. (ENARSA, en un 97 % estatal) y de compañías privadas. “Estamos en el invierno más crudo en los últimos 44 años y la demanda se incrementó cerca de 55 %, dijo el vocero presidencial del gobierno de Javier Milei, Manuel Adorni. El consumo promedio de gas en Argentina en 2022 fue de 130 millones de metros cúbicos por día (130 MM3/d). Más del 60% del gas se destina a las centrales eléctricas y a la industria.

Ahora que las temperaturas aumentaron, sigue preocupando lo que pueda pasar cuando realmente empiece el invierno y el frío se mantenga. “Hizo más frío, pero la planificación deficiente es lo que explica el grueso del faltante”, dice a DW Julián Rojo, economista de la Universidad de Buenos Aires y consultor independiente en energía y políticas públicas. El gobierno “tuvo una mirada excesivamente fiscalista que buscó no gastar dinero en los subsidios derivados de importar a precio caro y vender barato en el mercado local”, añadió.

Con eso coincide Rubén Ruiz, secretario general de la Asociación del Personal Jerárquico de la Industria del Gas Natural: “La llegada de temperaturas más frías era conocida, pero lamentablemente hubo imprevisión por parte del gobierno”. De hecho, el gobierno compró menos barcos de Gas Natural Licuado (GNL) para regasificar en mayo: 5.000 MM3/d con respecto a los 12.000-14-000 MM3/d en mayo de 2023.

Ante el faltante, ENARSA tuvo que comprar de urgencia un cargamento de 44 MM3 de GNL directamente, sin licitación pública, a la estatal brasilera Petrobras, algo sin precedentes, pagando 13 USD por millón de BTU (unidad de energía), el triple del precio del gas del yacimiento de Vaca Muerta (4 USD por BTU), según La Política Online (LPO). Tras una negativa inicial de Brasil a aceptar una nota de crédito, la descarga fue asegurada más tarde.

Por otra parte, la despachadora Cammesa tuvo que licitar con urgencia la importación de 12 cargamentos de gasoil y fueloil a alto precio para reemplazar al gas en las generadoras eléctricas, en un sistema energético interdependiente.

Transporte y distribución: problemas por obra sin continuar

Gran parte del problema del gas se centra en el transporte y la distribución. Rubén Ruiz menciona que el gobierno de Milei frenó la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), inaugurado en 2023. De una longitud de 573 kilómetros, atraviesa cuatro provincias, desde Tratayén, en Neuquén (sur), pasando por Río Negro y La Pampa, hasta Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires.  Terminar esa obra permitiría transportar progresivamente desde 24 MM3/d hasta 44 MM3/d al terminarse las etapas I y II, según el Gobierno Argentino. Casi el doble del volumen actual, de 11 millones de MM3/d, aclara Ruiz. Y dice que también hay “una planta sin terminar en Mercedes, provincia de Buenos Aires, que podría aportar otros 10 MM3/d”.

“Finalizar la construcción de las dos compresoras cabecera del GPNK hubiera costado unos 44 millones de dólares, y el gobierno tuvo que salir a comprar gas por más de 500 millones de dólares”, señaló Ruiz, algo que también informaron algunos medios argentinos.

Mientras, el secretario de Energía de la Nación, Eduardo Rodríguez Chirillo, dice en X que esas afirmaciones son “un despropósito”, culpa al gobierno anterior de haber negociado una reducción del gas importado para este invierno, habla de problemas técnicos en compresoras en San Luis y Córdoba, y explica que el denominador común del problema son “retrasos significativos en las obras, burocracia y deuda”, pero no con los contratistas del GPNK.

Fallas de infraestructura de larga data

Las dificultades en el abastecimiento de gas en Argentina han ocupado a todos los gobiernos desde la vuelta de la democracia, en 1983. Lo paradójico es que, contando con la segunda mayor reserva de gas no convencional del mundo en Vaca Muerta, de donde sale un 66,6 % de la producción de gas de todo el país, Argentina no logre cubrir la demanda de gas. La construcción del GPNK aumentó en un 10% el volumen de gas transportado, según datos de la Fundación FIEL.

“Argentina es uno de los pocos países que tienen gas natural en casi todo su territorio”, destaca. Y plantea que “es necesaria una política de desarrollo energético, ya que el gas es un recurso no renovable, y en 20 o 30 años va a existir otro tipo de energía en el mundo”.

En cuanto al gas importado de Bolivia, “Argentina no hizo bien las cosas”, explica Julián Rojo. “Firmamos acuerdos por 26 MM3/día y ahora Bolivia no puede mandar más de 5 MM3/d. Es una realidad que a Bolivia no le dan las reservas para abastecernos, pero también es una realidad que Argentina no puede, por ahora, reemplazar la totalidad de ese gas por falta de infraestructura”. En la década pasada, las importaciones de GNC de Bolivia se redujeron, cobrando más importancia el GNL.

Tras frenar las obras públicas, y ante la preemergencia,  el Gobierno de Javier Milei autorizó, en el Boletín Oficial, a ENARSA y a Transportadora del Gas del Norte (TGN) continuar las obras para extender el Gasoducto Norte.

La reversión del sentido del flujo de cuatro plantas del gasoducto norte está planeada para llevar el gas de Vaca Muerta hacia el norte, a Salta y Tucumán, donde hay demanda industrial, y reemplazar así el fluido de Bolivia. Pero expertos dudan que el proyecto esté listo este invierno.

Julián Rojo advierte que esa obra tampoco sería suficiente: “el GPNK aporta una porción, pero todavía faltan otras obras para ampliar la capacidad”. “En caso de que persista mucho tiempo”, la crisis del gas “puede tener impacto en una baja de la actividad industrial y del transporte, y con ello una profundización de la recesión, veremos en qué magnitud, en la que ya está metida la Argentina”, subraya el experto. Sin embargo, deja abierta una ventana de optimismo: “Con una planificación energética robusta no debería haber problemas. Eso implica calcular muy bien cómo va a estar compuesta la oferta y destinar los recursos necesarios para asegurar el abastecimiento de invierno”.

 

Fuente: DW

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