Elecciones en República Dominicana: las medidas severas contra la migración podrían definir la votación

Este año, República Dominicana está deportando decenas de miles de personas de Haití, a pesar de las peticiones de las Naciones Unidas de que no lo hagan, mientras los migrantes huyen de una anarquía impulsada por bandas criminales. El presidente dominicano, Luis Abinader, está incluso aplicando medidas adicionales, como la construcción de un muro fronterizo entre las dos naciones que comparten la isla caribeña La Española.

Los votantes dominicanos acudirán a las urnas este domingo para unas elecciones generales y las políticas migratorias severas, junto con un impulso anticorrupción y un crecimiento del turismo, han convertido a Abinader, quien busca un segundo mandato, en el claro favorito.

Las elecciones dejan en evidencia cómo República Dominicana, con una de las economías más sólidas de América Latina, se diferencia de otros países de la región, donde muchos líderes que llegaron al poder en el mismo periodo que Abinader tienen índicesde aprobación sombríos.

El uso por parte de Abinader de restricciones polémicas contra los migrantes haitianos también deja en evidencia un enfoque de mano dura hacia la migración que convierte a República Dominicana en un escenario atípico en la región.

“Estas sin duda no son unas elecciones de ‘cambio’, como lo han sido muchas otras en América Latina recientemente”, dijo Michael Shifter, miembro de Diálogo Interamericano, una organización de investigación con sede en Washington.

Encuestas fiables indican que una sólida mayoría de dominicanos aprueban la gestión de Abinader, de 56 años, un exejecutivo simpatizante del mercado en la industria del turismo.

Abinader ha dominado la contienda sobre varios rivales entre los que se encuentra su competidor más cercano, Leonel Fernández, quien ha sido presidente en tres ocasiones, y se encuentra a poca distancia de lograr una victoria en primera vuelta este domingo.

Si ningún candidato obtiene más del 50 por ciento de los votos, se realizará una segunda vuelta. A muchas personas de la gran diáspora dominicana se les permite votar en las elecciones: hay más de 600.000 votantes elegibles en Estados Unidos y más de 100.000 en España.

Gran parte del apoyo a Abinader proviene de sus iniciativa anticorrupción. Ganó su primer mandato en 2020 tras prometer erradicar la corrupción arraigada desde hace mucho tiempo en la cultura política de República Dominicana, un país de 11,2 millones de habitantes.

Abinader nombró a Miriam Germán, una exjueza de la Suprema Corte de Justicia, como procuradora general. Germán ha liderado investigaciones que involucran a funcionarios de alto rango del gobierno anterior, incluidos un exprocurador general y un exministro de Hacienda.

Las investigaciones se han enfocado en gran medida en rivales de Abinader, lo que ha provocado críticas de que no ha incluido a su propio gobierno en las averiguaciones. Pero otras medidas, como la promulgación en 2022 de una ley sobre confiscación de activos ofrecen esperanzas de un cambio duradero. La ley de confiscación se considera una herramienta importante y pionera para desmantelar empresas criminales, privándolas de bienes adquiridos mediante actividades ilícitas.

Rosario Espinal, analista política dominicana, afirmó que Abinader podría haber ganado la reelección simplemente enfocándose en la batalla contra la corrupción, así como lo hizo en 2020, “pero no iba a ser con los márgenes que él quiere”.

En cambio, dijo Espinal, Abinader aceptó con beneplácito las políticas nativistas migratorias que tradicionalmente son impulsadas por la extrema derecha dominicana. “Necesitaba encontrar un tema nuevo que convocara a toda la sociedad”, afirmó Espinal. “Y eso él lo encontró en el tema migratorio”.

Rafael Trujillo, el dictador xenofóbico que lideró el país de 1930 a 1961, institucionalizó una campaña que mostraba a los haitianos como racialmente inferiores y, en 1937, ordenó la masacre de miles de haitianos y de dominicanos de ascendencia haitiana.

Casi todos los demás países de la región ofrecen la nacionalidad por nacimiento. Pero una enmienda constitucional de 2010 y un fallo judicial de 2013 excluyeron de la ciudadanía a los hijos nacidos en República Dominicana de migrantes indocumentados.

En términos prácticos, eso se traduce en que cerca de 130.000 descendientes de migrantes haitianos están viviendo en República Dominicana sin tener la nacionalidad a pesar de haber nacido allí, según organizaciones de defensa de los derechos migrantes.

A medida que Haití se ha ido sumiendo en el caos tras el asesinatoen 2021 del presidente haitian, Jovenel Moïse, Abinader se apoyó en las medidas antiinmigrantes ya consagradas en la ley dominicana.

Abinader suspendió la emisión de visas para haitianos en 2023, y luego clausuró la frontera con Haití durante casi un mes, lo que le dio un duro golpe económico a su vecino en una disputa sobre la construcción de un canal en Haití que utiliza agua de un río compartido por las dos naciones.

“Él se ha puesto los pantalones contra eso”, dijo Robert Luna, quien trabaja en mercadeo, refiriéndose a las políticas migratorias de Abinader. “Ha luchado porque tengamos un país”, aseguró, “como los padres de la patria quisieron”.

Los funcionarios de migración dominicanos han ido mucho más lejos, y algunos han sido acusados incluso de saquear las casas de los haitianos y de embarcarse en una campaña para detener y deportar a mujeres haitianas que estaban embarazadas o que acababan de dar a luz.

Pablo Mella, director académico del Instituto Superior Pedro Francisco Bonó, una universidad dominicana, calificó las políticas de Abinader hacia Haití de “una vergüenza pública, una vergüenza internacional”, en particular el trato a las mujeres haitiana embarazadas.

Una gran mayoría de votantes dominicanos afirma que la crisis en Haití está influyendo en cómo votarán. Abinader está claramente beneficiándose de esas preocupaciones, pues cerca del 90 por ciento de los votantes expresaron apoyar su construcción de un muro fronterizo.

Abinader ha defendido sus políticas migratorias, al afirmar que no son diferentes a las implementadas en países como Jamaica, Bahamas, Estados Unidos y Canadá para limitar la llegada de los haitianos que huyen de la crisis.

“Debo hacer lo que sea necesario para proteger a nuestro pueblo”, le dijo Abinader a la BBC en una entrevista reciente. “Solo estamos aplicando nuestras leyes”.

El despacho de Abinader no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

Sin embargo, algunos votantes no están convencidos de votar por el presidente en funciones. Tirso Lorenzo Piña, portero y cristiano evangélico, afirmó que estaba molesto con la decisión de Abinader de apoyar el ingreso de Palestina como miembro de las Naciones Unidas.

“Usted sabe que uno tiene su ideología, sus propios conceptos y modos de pensar”, dijo Piña. “Pero no me simpatiza”.

Aun así, Abinader se está beneficiando de una oposición dividida y un amplio consenso en República Dominicana a favor de políticas favorables a los inversionistas que han estimulado el crecimiento económico. Su manejo de la pandemia también ayudó, pues distribuyó vacunas relativamente rápido y permitió que la industria turística dominicana se recuperara mientras otros países seguían exigiendo que los visitantes entraran en cuarentena.

El turismo es un pilar de la economía, y representa alrededor del 16 por ciento del producto interno bruto. El Banco Mundial espera que la economía de la República Dominicana crezca un 5,1 por ciento este año.

Si bien la economía de la República Dominicana se ha expandido en las últimas dos décadas a un ritmo tres veces mayor que el promedio en América Latina, la desigualdad constante ha expuesto a Abinader a las críticas. El presidente ha respondido ampliando los programas populares de ayuda con transferencia de dinero para los residentes más pobres del país.
Fuente: The New York Times

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