Desde el sábado 20 de abril a la escuela Antonio Mota Sánchez, de Olón, en la provincia de Santa Elena, han llevados policías y militares para reforzar la seguridad de la junta receptora del voto donde sufragan 1.200 personas, entre ellos el presidente Daniel Noboa Azín.
Ese plantel es el único de esta localidad costera de 3.300 habitantes donde se han habilitado cuatro mesas, dos de hombres y dos de mujeres.
Este domingo ya habían incluso perros con entrenamiento para la detección de explosivos e ingresara al lugar no era fácil.
Afuera permanece una tanqueta, está una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) móvil, miembros de la policía montada, incluso miliares armados en los balcones.
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En la puerta de ingreso se hace un cacheo a todos. Hay mujeres y hombres de la Policía Nacional chequean no solo las credenciales a miembros de la prensa sino que los canes deben hacer un recorrido para descartar cualquier material sospechoso.
Quienes llegan a sufragar no pueden entrar al plantel con fundas, carteras o mochilas.
El almirante Pablo Pazmiño, encargado del control militar en Santa Elena, dijo que en todos los recintos están desplegados el personal que corresponde a la distribución que hizo el Consejo Nacional Electoral (CNE)
Pero el uniformado aclara que para las votaciones del presiente y de otras autoridades sí hay dispositivos especiales de seguridad.
“Se trata de a todos las autoridades darles esta protección en diferentes niveles”, dijo Pazmiño mientras supervisaba el trabajo de sus hombres en la Escuela Antonio Moya Sánchez. (I)