La Guardia Costera del régimen de Xi Jinping impidió el paso de los buques ante el atolón de Ayungin con maniobras peligrosas. Manila llamó a consultas al embajador chino. Estados Unidos, Australia y Japón expresaron su preocupación por el hecho.
Barcos guardacostas de China y Filipinas chocaron el martes en el disputado Mar de la China Meridional y cuatro tripulantes filipinos resultaron heridos mientras los líderes del sudeste asiático se alistaban para una cumbre en Australia donde se espera que se eleve la alarma por la agresión de Beijing en el mar.
Las embarcaciones de la Guardia Costera china y otras que las acompañaban impidieron el paso de los buques filipinos ante un atolón en disputa y ejecutaron maniobras peligrosas que resultaron en una colisión menor entre un barco de los guardacostas chinos y uno de los dos filipinos, según funcionarios filipinos.
El BRP Sindangan de los guardacostas filipinos sufrió daños estructurales menores tras la colisión ocurrida poco después del amanecer.
Más de una hora más tarde, otra embarcación de la Guardia Costera de China bloqueó y chocó contra un barco con suministros que estaba siendo escoltado por los guardacostas filipinos, dijeron las autoridades del país.
Esta embarcación, que estaba tripulada por personal de la Marina de Filipinas, fue alcanzada más tarde por cañones de agua de dos barcos de los guardacostas chinos. El parabrisas del barco se rompió y al menos cuatro miembros de la tripulación resultaron heridos, de acuerdo con un comunicado del grupo de trabajo del gobierno de Manila que gestiona las disputas territoriales.
Según el grupo, las acciones de China eran “otro intento de impedir u obstruir ilegalmente una misión rutinaria de reabastecimiento y rotación”.
“Los últimos actos no provocados de coerción y maniobras peligrosas de China” contra los barcos filipinos que se disponían a dejar suministros y soldados en al atolón Ayungin, ocupado por Filipinas, “pusieron en peligro las vidas de nuestra gente y causaron lesiones reales a filipinos”, añadió.
El Departamento de Asuntos Exteriores de Manila llamó a consultas al embajador de China en el país para protestar por las acciones de sus guardacostas, que según calificó como inaceptables.
“Filipinas exige que los buques chinos abandonen las inmediaciones del atolón Ayungin de inmediato”, dijo el departamento en un comunicado, empleando el nombre filipino de la disputada zona.
Un pequeño contingente de la Marina y la Armada de Filipinas realiza labores de vigilancia desde un oxidado buque de guerra, el Sierra Madre, que está abandonado desde finales de la década de 1990 en la parte baja del atolón.
China reclama también el banco de arena ubicado al oeste de Filipinas y lo ha rodeado con barcos de la Guardia Costera, la Marina y otros para presionar en su reclamo y evitar que las tropas filipinas lleven materiales de construcción para apuntalar el Sierra Madre en una disputa que dura ya varias décadas.
El atolón fue escenario de varias tensas escaramuzas entre embarcaciones de los guardacostas de Beijing y Manila el año pasado.
Por su parte, la Guardia Costera de China explicó en un comunicado que “tomó medidas de control de acuerdo con al ley contra bueyes filipinos que entraron ilegalmente en las aguas adyacentes al arrecife de Ren’ai”, el nombre que Beijing utiliza para el atolón Ayungin.
Un vocero de los guardacostas chinos dijo que una embarcación filipina embistió deliberadamente a uno de los buques chinos y le causó un pequeño rasguño.
Estados Unidos condenó de forma contundente las acciones de los guardacostas chinos y su embajadora en Manila, MaryKay Carlson, dijo que Washington apoya a Filipinas y a quienes defienden el derecho internacional. Australia y Japón expresaron también su preocupación por las acciones de Beijing.
Se espera que las disputas territoriales en el Mar de la China Meridional, latentes desde hace años, se discutan en una cumbre entre la Asociación de Naciones de Asia Suroriental y Australia en Melbourne.