El consultor político estadounidense Steve Kramer, quien trabaja en la campaña del rival de Joe Biden en las primarias demócratas, Dean Phillips, admitió este domingo haber encargado la creación de un ‘deepfake’ que imitó con el uso de inteligencia artificial la voz del presidente en una llamada automatizada.
Kramer expresó en declaraciones para NBC News que no tiene ningún remordimiento de conciencia por estar detrás de la llamada falsa, difundida en medio de la carrera presidencial de EE.UU., e incluso se mostró dispuesto a testificar al respecto, en caso de concretarse una citación.
“No tengo miedo a testificar, sé por qué lo hice todo”, afirmó. “Si el Comité de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes quiere que testifique, exigiré que lo transmitan por la tele, porque sé más que ellos“, agregó.
El mensaje pregrabado que imitaba la voz de Biden fue usado el 21 de enero para llamar a entre 5.000 y 25.000 votantes y desalentarlos de acudir a las urnas en las primarias del estado de Nuevo Hampshire dos días después. “Su voto marca una diferencia en noviembre, no este martes“, decía la voz del falso mandatario, quien también empleaba una de sus frases habituales, “vaya montón de tonterías”, invitando a los ciudadanos a votar en las elecciones generales en lugar de en la etapa primaria.
Kramer también se esforzó para hacer que el número del que procedían las llamadas manipuladas mostrara falsamente el de Kathy Sullivan, expresidenta del Partido Demócrata en Nuevo Hampshire, quien ayuda a dirigir Granite for America, un comité de campaña a favor de Biden.
La oficina del fiscal general del estado alertó del ‘deepfake’ al día siguiente, explicando que el mensaje parecía haber sido generado de forma artificial, y lo consideró como un “intento ilegal de trastornar las elecciones primarias presidenciales de Nuevo Hampshire e inhibir a los votantes”.
Kramer ya cuenta con una citación de la Comisión Federal de Comunicaciones de EE.UU. y sospecha que podría enfrentar más demandas y hasta peticiones de cárcel. Aun así, no planea alejarse del trabajo en política. Según explicó, la llamada falseada de Biden fue un acto de desobediencia civil con el que pretendió llamar la atención sobre los peligros que presenta la inteligencia artificial para la política, argumentando que se necesitan más esfuerzos para evitar que personas como él realicen acciones como la que hizo.
“Para mí es una forma de marcar la diferencia, y lo hice”, declaró, sosteniendo que los 500 dólares que gastó en el ‘deepfake’ sirvieron para una acción con un valor equivalente a 5 millones de dólares, “ya sea en atención mediática o acción regulatoria”. También subrayó que la falsa llamada fue una idea enteramente suya y no tuvo nada que ver con su cliente Dean Phillips.
El nombre de Kramer surgió por primera vez en relación con el caso el pasado viernes, cuando un mago callejero de Nueva Orleans reveló a la prensa que el consultor demócrata lo había contratado para imitar la voz de Biden con inteligencia artificial. Paul Carpenter, especializado en trucos e ilusiones, se sorprendió al descubrir posteriormente que su trabajo había sido utilizado para disuadir a la gente de votar en las primeras primarias demócratas. RT
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