Se habla mucho de lo importante que es estudiar ya hacer todo lo posible para construir un futuro. Pero al mismo tiempo se nos exige dormir las mismas horas para que el cerebro funcione correctamente, entonces ¿dónde está el equilibrio?
Entre las experiencias más comunes de cualquier estudiante universitario es enfrentarse con la pregunta, ¿Sigo estudiando y no duermo o descanso y confió en lo que ya sé? No es es sorprendente que más de una vez la respuesta haya sido sacrificar unas horas de sueño con tal de sentirse más preparado. Pero es justo esta lo que años de estudios e investigación declaran como la peor respuesta a esta estresante pregunta.
Desde severas consecuencias a largo plazo como la incapacidad de concentrarse durante un examen, la privación de sueño es de los factores que más impactan el rendimiento de los estudiantes, tanto académicamente como en su vida diaria.De acuerdo a la organización Sleep Foundation los estudiantes de edad universitaria deberían dormir las 8 horas recomendadas durante periodos de exámenes.
Sin embargo, menos del 10% lo logran mientras que la mayoría duerme entre 5 y 6 horas. Es entendible que la tentación de preferir dormir menos sea fuerte en especial cuando hay alguna evaluación pero los efectos adversos de hacerlo no pueden ser pasados por alto. Las consecuencias a las que se atiene un alumno por no dormir van mucho más allá de la fatigue del día siguiente.
Estudios han demostrado que una sola noche de poco sueño puede alterar la capacidad cognitiva de una persona al mismo nivel que haber tomado lo suficiente como para ser detenido por el alcoholímetro. Ahora, si esto se prolonga y se convierte en una costumbre como es el caso de muchos estudiantes, toda su capacidad intelectual se ve afectada.
Su creatividad, pensamiento crítico, habilidades para resolver problemas, memorias, retención, atención, entre muchas otras capacidades necesarias para tener un buen desempeño académico, se ven gravemente afectadas. Y todo esto es sin aún adentrarnos en las consecuencias referentes a la salud. Cuando el dormir poco se vuelve un estándar en la vida de un joven adulto este se está condenando a muchos problemas de salud más adelante en su vida.
Relacionado al insuficiente desempeño cuando no se duerme lo suficiente, varios estudios han respaldado el aumento en probabilidades de desarrollar Alzheimer por malos hábitos de sueño. Y esta no es la única, la privación de sueño se ha ligado al desarrollo de varias enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, enfermedades de corazón y ciertos tipos de cáncer.
En resumidas cuentas, no dormir afecta todos los aspectos que te puedas imaginar sobre tu vida y pueden llegar a ser efectos irreversibles. Ahora, después de haber estudiado unas cuantas horas o incluso no haber estudiado y llegan las altas horas de la noche, ¿qué tanto más preparado puedes llegar a estar? ¿Un diez o veinte por ciento más a cuesta de perder el sueño que tiene efecto en prácticamente todo lo que haces? En cambio, si el estudiante prioriza el sueño ante cualquier otra cosa su rendimiento puede llegar a ser contra intuitivamente mejor.
Pues aunque no tenga ese porcentaje extra de preparación, lo que sí tendrá es una mente descansada, activa, ágil, mejor memoria y mejor capacidad de razonamiento que junto con la media o poca preparación con la que cuente el estudiante lo ayudará a tener un mejor desempeño.
La mejor combinación siempre será dedicar el tiempo necesario al estudio sin dejar de priorizar las ocho horas de sueño recomendadas. Pero la siguiente vez que te enfrentes con la pregunta de si seguir estudiando o descansar lo suficiente, confía en tus capacidades y dale el descanso que merece tu cerebro y que necesita para dar lo mejor de sí en el examen.
Por: Sebastián Fernández López
Fuente: El Heraldo de México