Brahim Díaz ha decidido ser protagonista en el Real Madrid. En una noche alemana a la antigua usanza, superado en muchas fases, el equipo blanco arrancó una victoria de oro gracias a la jugada de museo del malagueño, una acción individual desde la banda derecha eliminando a rivales hasta colocar en la escuadra.
Genio. También debe un alto porcentaje del éxito a Andrei Lunin, un gigante con sangre de hielo, capaz de sacar tres manos prodigiosas para contener al Leipzig y teñir la eliminatoria de color blanco.
Porque el Madrid no fue mejor. Ni mucho menos. Especialmente en el primer tiempo. Créanme si les digo que fue buena noticia alcanzar el descanso con 0-0. Cuatro días después del extraordinario partido ante el Girona, el Real Madrid ofreció medio partido espantoso, sin control del balón, del juego ni de las emociones. Con la alineación lógica, sin más inventos que Tchouaméni como central porque no hay más cera que la que arde, pudo y debió estar por detrás desde el minuto 2, con un gol anulado a Sesko por lo que parecía fuera de juego del esloveno. No lo era porque lo anulaba Rodrygo, pero se mantuvo la decisión, se supone que por un supuesto empujín (no llegó ni a empujón) de Henrichs, que sí que estaba en fuera de juego, a Lunin. Ay, el VAR. Pero no fue la única del Leipzig en el arranque. Conectaron Olmo y Sesko en dos ocasiones. En una falló el remate. En otra ganó Lunin el mano a mano haciéndose enorme.
Vía diario marca
VICTORIA MERENGUE ⚪️⚽️🔥
. @realmadrid consigue vencer en la ida (0-1) ante el @RBLeipzig en Alemania, por los 8vos de final de la Champions League. pic.twitter.com/WoLhyIe6gB
— KCH FM RADIO (@KCH_FM) February 13, 2024