Desde París, el periodista Asbel López, corresponsal de Radio Francia Internacional, dialogó en entrevista con KCH FM Radio y KCH TV sobre la situación de los agricultores en Europa.
El problema para un país es que tiene que asegurar su alimentación, y ese es el reto que tiene Francia en este momento después de muchos años que la agricultura ha ido decayendo.
En 1949 el sector agrícola representaba un 18% del PIB, mientras que en 2022 este rubro solo representó el 2%.
Económicamente ha tenido una bajada terrible alimenticia y a nivel de exportaciones. Todo esto se explica por cuestiones económicas de que es menos costoso llevar los alimentos a Francia e importarlos dentro del país. Los campesinos poco a poco han ido perdiendo muchísimo terreno.
Adicional a esta situación, la Unión Europea (UE) subsidia a los campesinos pero les impone muchísima reglamentación, esa maquinaria administrativa y democrática se suma el clima, temperaturas extremas y la guerra en Ucrania.
“Putin ha convertido la alimentación en un arma de guerra y esto también tiene mucho impacto en Francia”, comentó López. Los europeos para ayudar a Ucrania le han quitado ciertos impuestos a productos franceses.
Sube la energía, la inflación y los precios de los productos agrícolas son cada vez más bajos. Los campesinos no están de acuerdo con el Tratado de Libre comercio entre la Unión Europea-Mercosur.
Frente al cambio climático hay muchas exigencias a nivel de pesticidas y los campesinos sienten que les están haciendo pagar por ello
Todo esto hizo estallar las protestas en Francia.
La primera protesta fue cerca de Toulouse, tomaron anuncios de ciertos pueblos y los voltearon con el lema “estamos caminando patas arriba”.
En un momento quisieron bloquear a París. Hubo ocho grandes vías hacia la capital francesa que fueron bloqueadas.
La situación estaba muy tensa y complicada, con el precedente de los chalecos amarillos que hace unos años se manifestaron y fue un movimiento bastante fuerte contra el presidente Macron. El gobierno francés cedió a muchas de las reivindicaciones que exigían los agricultores.
Prometió $150 millones de euros a los ganaderos, controles a los supermercados para ver supervisar que los productos agrícolas sean de origen francés. Se prometió reducir las reglas administrativas y gran parte del papeleo. Se puso en pausa una normativa que indicaba que el 4% del territorio de un terreno de un campesino no puede ser cultivado.
Además, el presidente Macron se manifestó completamente en contra del acuerdo con Mercosur. Falta que Francia esté realmente en contra del acuerdo para que hayan trabas y no salga adelante en la Unión Europea. Asbel López analizó esta situación y difícilmente piensa que se vaya, a corto o mediano plazo, poner en marcha el tratado de Mercosur.
Los campesinos quieren que les paguen por lo que hacen, no que les regalen subsidios, sino que tengan la dignidad de cultivar, de hacer buenos productos y que sean bien pagados por ellos.
Mira la entrevista completa aquí.
