Las pérdidas humanas en Gaza no cesan, mientras la guerra entre el Ejército israelí y Hamás traspasa algunas fronteras más allá del enclave palestino.
Al menos 14 personas, incluidos nueve niños, murieron este jueves 4 de enero en Khan Younis, en el sur del territorio, producto de los bombardeos israelíes en la zona colmada de desplazados internos, señaló el Ministerio de Salud local.
Además, los aviones de combate del Ejército atacaron tres campos de refugiados, entre ellos Al-Nusseirat, en el centro de Gaza, en el que al menos cinco palestinos murieron. Los asaltos forzaron a nuevas evacuaciones hacia el ya devastado sur de la franja costera.

Miles de familias intentan salvar sus vidas en un territorio donde las muertes aumentan de forma vertiginosa: a 22.438 ascendió la cifra total de víctimas mortales. De ellos, 125 murieron solo en las últimas 24 horas, explicó la cartera de Salud.
La escalada del conflicto de larga data -que marcó un punto de inflexión el pasado 7 de octubre por el sorpresivo ataque de Hamás al sur de Israel, donde murieron alrededor de 1.200 personas- se acerca a su tercer mes, en medio de la preocupación internacional de que la guerra se amplíe en la región.
La ONU, Riad y Doha reprochan presuntos planes de Israel para retirar a la población de Gaza
A la muerte y destrucción se suman las preocupaciones por el destino de quienes sobrevivan en Gaza y en lo que se convertiría el territorio cuando concluyan los enfrentamientos actuales.
Las críticas llegan luego de que el miércoles 3 de enero el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, declarara que su país debería impulsar la “emigración” de la población gazatí para luego establecer asentamientos en ese territorio palestino. En esa misma línea se pronunció el pasado lunes 1 de enero, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir.
Además, según reportes de la prensa local, como el diario ‘Times of Israel’, el plan calificado por la Administración de Netanyahu como “migración voluntaria” estaría en marcha. Incluso, se habrían llevado a cabo negociaciones con República del Congo para ser destino de la población gazatí, algo a lo que el Gobierno de la nación africana ya habría accedido.
La indignación por parte de algunos países árabes y de organizaciones de Derechos Humanos se eleva. Este jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita respondió que rechaza los «comentarios extremistas» de los ministros israelíes, por lo que señaló como intenciones de desplazamiento de la población de Gaza la reocupación de la franja y la construcción de asentamientos.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, aseguró estar “muy perturbado” por esos llamados de altos funcionarios de la Administración de Netanyahu.
Qatar, que desempeñó un papel de mediador en la tregua temporal entre las tropas israelíes y Hamás a finales de noviembre, también «condenó en los términos más enérgicos» los comentarios de ambos ministros.
«La política de castigo colectivo y desplazamiento forzado practicada por las autoridades de ocupación contra los habitantes de Gaza no cambiará el hecho de que Gaza es tierra palestina y seguirá siendo palestina», indicó un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores qatarí.
Pese a que dos de sus ministros hicieron el llamado públicamente, Netanyahu no se ha pronunciado al respecto. Hasta ahora, ha señalado estar de acuerdo con el regreso de los gazatíes a sus hogares una vez concluyan las hostilidades en curso.
Blinken llega a Medio Oriente en medio de un mosaico de violencia
El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, que ya ha hecho varias visitas diplomáticas a la región tras la detonación de los nuevos enfrentamientos, desde el 7 de octubre, emprende una nueva gira por Medio Oriente este jueves 4 de enero, en la que hará “escala en varias capitales, incluida Israel”, señaló un alto funcionario del Gobierno estadounidense, citado por Reuters.
Todo mientras Washington continúa las consultas diplomáticas sobre la guerra en Gaza, pero esta vez acompañado del diplomático Amos Hochstein, que también intentará aliviar las fricciones entre las autoridades de Israel y el grupo libanés Hezbolá, así como en otras zonas de la región.
Y es que Cisjordania ocupada, rutas del mar Rojo y el Líbano se encuentran entre los lugares que han visto un aumento de la violencia en el marco del conflicto en curso.
Las tensiones aumentan aún más tras la muerte de Salah al Arouri, el número dos de Hamás, que el pasado martes 2 de enero fue asesinado junto a otras cinco personas tras un ataque con drones, en Beirut. Un deceso que podría marcar un mayor involucramiento de Hezbolá, el grupo chiita que desde el Líbano respalda a Hamás. De hecho, así como a al Arouri, varios líderes del grupo que controla Gaza han sido acogidos en el territorio libanés.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, prometió que su poderosa milicia, a su vez respaldada por Irán, «no puede permanecer en silencio» tras el asesinato, por lo que los temores de otros enfrentamientos son latentes.
Nasrallah aseguró que sus fuerzas lucharían hasta el final si Israel decide extender la guerra al Líbano. Sin embargo, no hizo advertencias concretas sobre actuar contra Israel.
Si bien el Gobierno del país de mayoría judía no confirmó ni negó su posible rol en el asesinato de Arouri, sí ha prometido “eliminar” a Hamás y perseguir a sus líderes sin limitarse frente a los lugares donde se encuentren, una amenaza en la que el director del Mossad, David Barnea, insistió el miércoles, justo un día después de la muerte del número dos del grupo islamista.
Israel se ha negado a especificar si llevó a cabo o no la operación, por lo que los comentarios de Barnea parecen ser el indicio más fuerte hasta el momento de que el país habría estado detrás de la explosión.
Al ser cuestionado sobre una posible respuesta de Hezbolá, el portavoz del Ejército israelí, el contralmirante Daniel Hagari, se limitó a responder que sus militares están “centrados en la lucha contra Hamás”.
Pero el ministro de Defensa del Gobierno de Benjamin Netanyahu, Yoav Gallant, se mostró más desafiante frente al grupo chiita. «No toleraremos las amenazas planteadas por el representante iraní, Hezbolá, y garantizaremos la seguridad de nuestros ciudadanos», señaló en un comunicado en el que agregó que debe haber una «nueva realidad» que permita regresar a los israelíes que han evacuado las zonas del norte de su país, tras el intercambio de fuego entre el Ejército y Hezbolá, en la frontera entre Israel y el Líbano.
Sumándose al mosaico de violencia en toda la región, dos explosiones mataron el miércoles a 84 personas durante una ceremonia en memoria del fallecido general iraní Qasem Soleimani, en un cementerio del sureste de Irán donde está enterrado.
Fuente: France 24