La agencia atómica de la ONU advirtió que Teherán acumula aproximadamente 9 kilogramos al mes y que si mantiene este ritmo pronto tendrá suficiente material para elaborar tres bombas.
El régimen de Irán triplicó en las últimas semanas, hasta nueve kilogramos al mes, la producción de uranio enriquecido al 60 %, cerca del nivel necesario para un arma nuclear, revirtiendo el ritmo a la baja de los últimos meses, según anunció hoy el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
“Esto representa un aumento respecto a los aproximadamente tres kilos que se producían al mes desde junio, y una vuelta al ritmo mensual de nueve kilos durante la primera mitad de 2023″, señaló esa agencia de la ONU en un comunicado.
El pasado 15 de noviembre el OIEA anunció que Irán disponía ya de 128,3 kilos de ese combustible nuclear al 60 %, por debajo del 90 necesario para un arma nuclear pero muy por encima del máximo del 3,67 % impuesto en el acuerdo de 2015, que Estados Unidos abandonó unilateralmente tres años después.
Según la definición teórica del OIEA, unos 42 kg de uranio enriquecido al 60% es la cantidad a partir de la cual no puede excluirse la fabricación de una bomba nuclear con él.
El director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, informó de ese cambio en su nuevo informe sobre el programa atómico iraní, emitido hoy.
El Organismo fue informado el pasado noviembre de un aumento del ritmo de enriquecimiento de uranio hasta el 60 % en su Planta Piloto de Enriquecimiento de Combustible (PFEP) en su extenso complejo de Natanz y en su Planta de Enriquecimiento de Combustible de Fordow (FFEP), excavada en una montaña.
Posteriormente, los inspectores internacionales han verificado esa aceleración hasta los nueve kilos, lo que supone un crecimiento del 200 % respecto al ritmo mensual que Irán mantenía desde el pasado junio, y regresa a las tasas de producción que tuvo en la primera mitad de este año.
Muchos diplomáticos creían que la ralentización que había comenzado en junio era el resultado de las conversaciones secretas entre Estados Unidos e Irán que condujeron a la liberación de ciudadanos estadounidenses retenidos en Irán a principios de este año.
Los inspectores del OIEA observaron por primera vez un cambio en la producción en Fordow el 25 de noviembre, tras lo cual Irán dijo que el cambio se había producido el 22 de noviembre y que el ritmo de producción estaba volviendo al nivel anterior a la ralentización, según el informe.
Los inspectores observaron un aumento de la tasa de producción en Natanz el 27 de noviembre, añadió. El OIEA verificó entonces la cantidad producida en Natanz el 19 de diciembre y en Fordow el 24 de diciembre. El OIEA no notificó formalmente a sus Estados miembros la inversión de la ralentización hasta el informe del martes.
Desde la ralentización, esas plantas habían estado enriqueciendo uranio hasta el 60% a un ritmo de unos 3 kg al mes, dijo el OIEA.
“El Organismo confirma que, desde finales de noviembre de 2023, el ritmo al que Irán ha estado produciendo uranio enriquecido hasta el 60% de U-235 en estas dos instalaciones combinadas ha aumentado hasta aproximadamente 9 kg al mes”, dice el informe a los Estados miembros.
Irán empezó a producir uranio al 60 % en abril de 2021.
Fuentes diplomáticas conocedoras del trabajo del OIEA se refirieron el pasado noviembre a una “situación estática en términos de producción y expansión del programa nuclear de Irán” en lo que se refería al uranio enriquecido.
Con todo, alertaron de que, pese a esa ralentización, Irán contaba ya con una cantidad importante de ese combustible, para el que no tiene actualmente aplicaciones civiles.
Irán comenzó a incumplir en 2019, un año después del abandono de EEUU, el acuerdo por el que en 2015 aceptó limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones internacionales.
Desde entonces, ha acelerado sus esfuerzos técnicos y ha limitado el acceso y el control por parte de los inspectores del OIEA.