El origen detrás de la caída que incluye deudas impagas por unos 140 mil millones de dólares y la receta de una salida lo menos dolorosa posibles: “una demolición controlada”.
El boom inmobiliario de China fue el mayor que se ha visto en el mundo, y el ascenso de Evergrande, una de las mayores desarrolladoras del país, se vio impulsado por una expansión desenfrenada, el sistema que la alimentó y los inversores extranjeros que le inyectaron dinero. Cuando la burbuja inmobiliaria china estalló, ninguna otra empresa implosionó de forma tan espectacular.
En 2021, la culpa del fracaso de Evergrande se atribuyó directamente a una orden política del régimen de Xi Jinping de enfriar el mercado restringiendo el acceso de los promotores inmobiliarios a los préstamos, lo que privó a la endeudada empresa de efectivo para financiar sus operaciones.
Sin embargo, una investigación del New York Times, que entrevistó a personas cercanas a Evergrande y examinó los documentos disponibles públicamente ofrecen una explicación alternativa: una contabilidad cuestionable y una deficiente supervisión corporativa, que condujeron a problemas como la desaparición de 2.000 millones de dólares, ya habían llevado a la empresa a la catástrofe.
“La amplitud de los tropiezos de Evergrande fue alucinante. La empresa prometió a cientos de miles de compradores apartamentos que nunca construyó”, escribe el New York Times en la nota firmada por su jefa de la oficina de Shanghái Alexandra Stevenson. “Recibió miles de millones de dólares de familias y empleados, parte de los cuales han desaparecido. Se quedó con la mano de obra de trabajadores de la construcción, pintores y agentes inmobiliarios sin compensación, facturas impagadas que se han convertido en una bola de nieve de 140.000 millones de dólares”.
Deuda fuera de control
Como uno de los mayores constructores de apartamentos de China, Evergrande cayó rápidamente en dificultades financieras a fines de 2021, lo que provocó alarma en todo el mundo, ya que algunos analistas temían un colapso que podría ser el “momento Lehman” de China y el comienzo de otra crisis financiera.
En lugar de dejar que la empresa se derrumbara bajo una pila de deuda de 300.000 millones de dólares, las autoridades chinas optaron por lo que los analistas llamaron una “demolición controlada”: esencialmente gestionar la corporación a través de un colapso gradual. Desde entonces, la empresa ha seguido cojeando, lo que supone un dolor de cabeza continuo para los responsables políticos que intentan restaurar la confianza en el sector inmobiliario.
El grupo finalmente se sinceró sobre el alcance de su crisis de efectivo casi fatal y el lento progreso que ha logrado para resolver sus dificultades financieras cuando en julio publicó un informe de ganancias retrasado repetidamente que reveló pérdidas de USD 81.000 millones.
Hoy Evergrande sigue en mora, incapaz de pagar sus deudas pero no oficialmente en quiebra. Sus acciones cotizan a céntimos. El lunes se prolongó el intento legal de forzar su liquidación: un juez aplazó la vista de una demanda que pretendía desmantelar formalmente la extensa empresa para reembolsar a algunos de los inversores que perdieron dinero.
La mayor burbuja de la historia
El colapso de Evergrande fue sólo el primer paso en el derrumbe del mercado inmobiliario chino. Las advertencias de la situación estaban tan a la vista que, apenas unos meses antes, el magnate inmobiliario chino Wang Jianlin había calificado el mercado como “la mayor burbuja de la historia”.
La crisis de Evergrande no solo afectó a la estructura interna de la empresa, sino también ha tenido un efecto dominó en el sector inmobiliario chino. Desde su incumplimiento de pago, más de 46 promotores han seguido un destino similar.
Preocupadas por el malestar social, las autoridades han presionado discretamente para que las empresas siguieran construyendo apartamentos. Evergrande construyó 300.000 departamentos en 2022 mientras hablaba con sus acreedores para devolverles el dinero.
Sin embargo, a pesar de los intentos de reestructuración, el caso de Evergrande se complicó con el paso del tiempo. Luego de la dimisión de su auditora histórica PricewaterhouseCoopers, la firma Prism Hong Kong y Shanghai tomó las riendas de la auditoría, evidenciando serias discrepancias en la contabilidad de Evergrande previo a 2021.
En contraste con los alegados beneficios del año 2020, los hallazgos reportaron cuantiosas pérdidas y prácticas contables cuestionables, como el trato de anticipos por apartamentos no construidos como ingresos. La división de gestión de patrimonio de Evergrande ha sido otro punto crítico, incapaz de enfrentar los pagos prometidos a inversores, lo que ha resultado en más detenciones y una reputación manchada.
Además, una serie de detenciones de altos ejecutivos de Evergrande sacudió la confianza pública, revelando que se había diseñado un plan para burlar las restricciones de endeudamiento. Al cabo de unas semanas, la policía detuvo al personal de la unidad de gestión de patrimonios. Los medios de comunicación chinos informaron de que también habían sido detenidos el antiguo director ejecutivo de la empresa, su director financiero y el antiguo presidente de la unidad de seguros de vida de Evergrande.
Hui Ka Yan, fundador de Evergrande, una de las personas más ricas del mundo y que enriqueció a todo un ecosistema, desde los gobiernos locales que le vendieron terrenos hasta los bancos de Wall Street que le cobraron comisiones por recaudar dinero, también comenzó a enfrentar críticas no solo por parte del público sino también por el manejo financiero personal con su familia.
Las redes sociales chinas se llenaron de comentarios sobre cómo Hui se había convertido en “un enemigo del pueblo chino”. La gente se enfadó con los inversores extranjeros y con la decisión de la empresa de declararse en quiebra. Empresarios famosos denunciaron que los extranjeros se quedaban con una parte de la empresa que pertenecía a los compradores de viviendas.
Según los archivos de la empresa, Hui se había pagado a sí mismo y a su esposa más de 7.000 millones de dólares en dividendos desde que sacó la empresa a bolsa en 2009.
Entre bastidores, el equipo directivo de la empresa en Hong Kong avanzaba hacia un acuerdo de reestructuración con acreedores extranjeros y prestamistas privados. El 24 de septiembre, Evergrande dijo que tenía que reconsiderar la situación y anuló el acuerdo. Pocos días después, se hizo público que Hui había sido detenido.
Dos años después de su impago, sigue sin saberse cómo se liquidará la empresa, cuánto dinero quedará y quién se lo quedará.