El Barcelona, tres años después, volverá a jugar los octavos de final de la Champions. Sentenció su clasificación remontando al Porto, que se jugará su pase en la fecha final contra el Shakhtar, y será campeón de grupo siempre y cuando no sea escandalosamente goleado en Amberes y, además, gane el Shakhtar en Portugal, también por goleada. Vamos… que virtualmente será cabeza de serie en el sorteo de diciembre.
Un cabeza de serie, campeón de grupo, con menos argumentos futbolísticos de los deseados. Tenía que ganar y ganó. Lo de convencer ya es otra cosa porque aunque el equipo de Xavi tuvo fases de buen fútbol, sin llegar a la brillantez, también hubo minutos, y no pocos, en que pareció perdido en el césped y a merced de un rival mucho más conciso con el balón y atrevido a plantear problemas a Iñaki Peña.
Ahí puede explicarse una de las claves del choque. El portero azulgrana respondió al tembleque del entorno por la baja de Ter Stegen ofreciendo una auténtica exhibición, salvando hasta tres goles en la primera mitad y otro en la segunda, manteniendo en pie al Barça en sus momentos más críticos y demostrando estar preparado para cualquier eventualidad.
¿La otra clave? Pudiera ser la inmediatez con que respondió al 0-1 de Pepe. Apenas habían pasado dos minutos y sin tiempo a que empezase a notarse el estado de nervios en las gradas Pedri encontró a Joao Cancelo, quien logró un 1-1 que tuvo sabor balsámico.
No está el Barça atravesando un momento especialmente feliz en ningún sentido. Es usual que Xavi tenga que responder a preguntas que ponen en duda su permanencia en el banquillo… Dos meses después de renovar. Lo tiene que decir el entrenador y también, ya dos veces en dos semanas, el propio presidente Laporta.
Le cuesta entrar en los partidos, se despista sin razón aparente y cualquier rival le pone de los nervios. Eso, con la visita de Atlético y Girona a la vuelta de la esquina, provoca pavor en el palco y preocupación entre el staff, por lo que aparcar urgencias en Europa se entendía innegociable.
Atar los octavos de final y aparcar la Champions hasta febrero. Confiando en que entonces la realidad futbolística de este Barça sea distinta a la actual. Mejor, más contundente, fiable y esperanzadora.
De momento despidió noviembre con su clasificación sellada. Aunque fuera con la boca pequeña.
