Desde la calle Chile y la avenida Pichincha hasta el playón de La Marín, en el centro de Quito, el comercio se ha tomado el espacio público.
Son alrededor de cinco cuadras en las que se puede encontrar de todo ofertado por comerciantes regularizados y no regularizados: productos no perecibles, verduras, frutas, cables, carcasas de celulares, ropa, zapatos, comida en general, panaderías, peluquerías, restaurantes.
La vereda del lado derecho de la avenida Pichincha se estrecha aún más, pues los vendedores colocan sus productos en un tramo de la calle, lo que hace que la circulación de peatones se reduzca. Aprovechan la circulación de buses que llegan desde el norte de la ciudad hacia La Marín. Las personas se bajan de las unidades de transporte para tomar buses hacia el valle de los Chillos y el sur de Quito. Ese flujo peatonal y vehicular permite a los vendedores que haya una “vitrina” para lo que ofrecen.
La Agencia Metropolitana de Coordinación de Comercio es la entidad que administra los mercados, plataformas, y ferias en la capital. Pertenece al Municipio de Quito.
Esteban Melo, director general, mencionó que según estimaciones propias y del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), hay 35.000 comerciantes en el Distrito Metropolitano y de los cuales 17.000 serían autónomos.
De los 17.000, 4.747 tienen el Permiso Único de Comerciante Autónomo (PUCA). “Más o menos el 72 % del comercio autónomo es irregular”, dijo el funcionario.
De los casi 5.000 comerciantes regularizados, unos 1.400 ejercen el comercio ambulante y el resto tienen puestos fijos o semifijos. Las zonas de mayor presencia son Manuela Sáenz, en el centro, Eugenio Espejo, en el norte, y Carapungo, al extremo norte.
Algunas de las normas para regir el comercio es que no pueden estar más de tres comerciantes juntos en una misma vereda, esquina, espacio, pero no se cumple. Para obtener ese permiso deben pasar una capacitación y solicitar en función al espacio existente, las dimensiones de los elementos con los cuales estarían trabajando en el espacio público.
“Estamos en un proceso de reubicación con visión de dignidad y de comercialización del comercio autónomo”, señaló. Una de esas tareas incluye la adjudicación de 1.700 puestos en los mercados, ferias y plataformas.
Habrá además pilotos de ferias y habrá un programa de quioscos, lo que a decir de Melo permitirá absorber más o menos un 80 % del comercio autónomo. “Damos la alternativa y así mismo buscamos la cooperación y la colaboración para poder recuperar el orden en la ciudad”.
El plazo de reubicación para los cerca de 10.000 comerciantes que se ha planteado la Alcaldía de Quito es 2024. El restante 20 % podría ser parte de planes y programas municipales para que se reactive la economía local.
María Ortega, presidenta de la Federación Nacional de Comerciantes Minoristas y Productores del País, se mostró de acuerdo en que sus compañeros tengan un sitio específico de trabajo, aunque aseguró que eso ya se ha venido implementando.
La dirigente, sin embargo, se mostró en desacuerdo con acciones del Municipio como la suspensión de ferias que había, por ejemplo, en la avenida Naciones Unidas y Shyris, en el norte de Quito, donde ella participaba, o la que se hacía en la plaza Cívica, en Carapungo.
Pidió que -al menos- durante el mes de diciembre se mantengan las ferias y el siguiente año haya una reubicación.
Ortega agregó que una de sus propuestas es que se construya un centro comercial o que haya reubicaciones, pero que se promocionen los negocios.
“No queremos es que en el sitio en el que están vendiendo nosotros entramos a los mercados y se vuelven a poner nuevos compañeros comerciantes, si vamos a entrar, en la calle ya no haya comerciantes autónomos”, sostuvo ella.
Para Melo, el funcionamiento del Metro cambiará la dinámica de la ciudad y del sector de La Marín porque habrá cambios de movilidad y de ahorro de tiempo. Las personas dejarían de circular por esa zona para tomar otro transporte. (I)
Fuente: El Universo