Los centenares de hinchas de Boca Juniors presentes en Río de Janeiro para la final de la Copa Libertadores, decidieron concentrarse en un punto específico de la playa de Copacabana para sentirse más seguros tras los incidentes del jueves, lo que les garantizó una animada fiesta este viernes.
«Aquí somos mayoría. Aquí somos local», dijo a EFE Tamara, una hincha xeneize procedente de General Rodríguez que llegó el jueves a esta ciudad brasileña, al ser consultada si temía que se repitieran los incidentes del jueves, cuando un grupo de hinchas de Fluminense atacó a decenas de aficionados de Boca y los expulsó violentamente de otro punto de Copacabana.
A diferencia del jueves, cuando se dispersaron por varios lugares de la playa más emblemática de Río de Janeiro, los aficionados argentinos se concentraron este viernes frente a un kiosco playero de propiedad de un compatriota y situado casi al final del arenal.
Con la llegada de miles de aficionados a Río de Janeiro entre el jueves y viernes, los argentinos prácticamente se tomaron el lugar, que transformaron en una gigantesca fiesta, con cánticos de grada acompañados por un pequeño grupo de percusión, ondeo de banderas, bailes al ritmo de tambores, saltos, símbolos del club extendidos por la arena y hasta rodas de pogo.
Pese a que la presencia de los aficionados vistiendo de azul y dorado fue constante todo el día en Copacabana, que algunos comenzaron a llamar de «Bocacabana», el auge fue a las 16.00 horas (19.00 GMT), cuando los xeneizes protagonizaron un animado y colorido ‘banderazo’ de apoyo al equipo.
La multitud presente en el acto ocupó toda la extensión de la arena en por lo menos tres calles de la famosa playa y el evento transcurrió sin ningún incidente, en parte porque en la región eran pocos los que se atrevían a pasar con una camisa o una bandera del Fluminense.
«Hoy todo está más tranquilo. Ayer fue un desastre. Teníamos temor. No estamos andando por ahí con las camisetas (del Boca) por las dudas, pero hoy nos concentramos aquí y aquí sí nos sentimos mejor. El problema fue en otro lado», dijo Tamara, quien confía que el Boca conquiste el título el sábado en la definición por penaltis.
Pese a que muchos hinchas del Boca adoptaron medidas preventivas en la mañana de este viernes tras enterarse de los incidentes de la víspera, en la tarde ya ninguno escondía la camisa azul y dorada en Copacabana, incluso en lugares más alejados de la concentración.
«Llegamos ayer por la noche. Supimos que hubo quilombo y por eso no vinimos a la playa. Vinimos con la ropa del Boca guardada en la mochila por las dudas, pero ahora está todo bien», aseguró Tobías Granmar, procedente de Buenos Aires y que también confía ciegamente en el título, pero no por penaltis sino por goleada.
Un grupo de hinchas procedentes del Chaco coincidió en que lo vivido hoy en Copacabana fue muy diferente a lo ocurrido el jueves.
«Llegamos hoy. Por el momento está todo tranquilo. Ayer hubo mucha tensión y lo vimos en unos vídeos que nos mandaron. Pero hoy está todo mejor y será todo lindo», afirmó José Alfonso, procedente de Resistencia (Chaco) y quien aclaró que los aficionados del Boca «somos gente buena que solo vinimos a disfrutar».
A vísperas de la final que será disputada en el mítico estadio Maracaná, Río de Janeiro recuperó la calma tras los incidentes que dispararon todas las alarmas, hasta el punto que se especuló con que la Conmebol ordenaría un partido con el estadio cerrado y sin público.
Para el clima tranquilo y sin incidentes contribuyeron las reuniones de dirigentes de ambos clubes, de las federaciones de fútbol de Argentina y Brasil, de miembros de Conmebol y de autoridades brasileñas para adoptar medidas destinadas a mejorar la seguridad.
Los dirigentes de Boca y Fluminense divulgaron un mensaje conjunto invitando a los hinchas a disfrutar de la final en paz, algo que emularon los técnicos de ambos clubes, Jorge Almirón y Fernando Diniz, en las ruedas de prensa que concedieron en el Maracaná.