(Desde Montevideo, Uruguay) – La entrega del pasaporte uruguayo a Sebastián Marset, en septiembre de 2021, le permitió al narcotraficante escapar de Dubái, donde estaba detenido por intentar utilizar un documento falso para viajar. Con esa salida pudo permanecer prófugo de la Justicia durante casi dos años, hasta que fue encontrado en Santa Cruz de la Sierra donde se escondía en su faceta de jugador de fútbol. Pero nuevamente allí Marset logró fugarse de la policía y su paradero se desconoce.
Mientras las autoridades intentan ubicarlo, en Uruguay se desató una tormenta política por la entrega del pasaporte, que derivó en acusaciones cruzadas entre el Ministerio del Interior y la Cancillería, investigaciones administrativas y la renuncia de los dos principales jerarcas diplomáticos del país.
Esta semana comenzaron a declarar ante la Fiscalía uruguaya, en calidad de indagados, las principales autoridades de los dos ministerios. Lo hizo primero Guillermo Maciel, el subsecretario de Interior, y luego el ministro Luis Alberto Heber. Las explicaciones que dieron ante el fiscal pasaron inadvertidas para la opinión pública.
La declaración que generaba una mayor expectativa era la de la ex vicecanciller, Carolina Ache, quien había tenido que renunciar a su cargo por perder el respaldo político tras la difusión de un chat con Maciel. Los mensajes de texto, divulgados por La Diaria, mostraban que el jerarca de Interior le advertía que Marset era un “narco muy peligroso y pesado”, por lo que “sería terrible” que fuera liberado en Dubái.
Ese mensaje ponía en entredicho la defensa que el gobierno había seguido en el Parlamento, cuando fue interpelado por la oposición por la entrega del pasaporte a Marset. En la comparecencia al Congreso, Ache había expresado que nadie le había dado detalles sobre el narcotraficante, lo que quedó desmentido con la difusión del mensaje.
En la tarde del miércoles, luego de la declaración de Ache, el semanario Búsqueda divulgó tres audios de conversaciones de Ache con Bustillo, que evidenciaron que el gobierno intentó ocultar a la Justicia los mensajes que intercambiaron Ache con Maciel sobre el narcotraficante.