Un grupo de astrónomos de instituciones científicas británicas confirmó por primera vez la presencia de una aurora infrarroja en Urano, lo que proporciona información para comprender las estructuras de los campos magnéticos de los planetas del sistema solar, informó el pasado jueves la Universidad de Leicester.
Las auroras se producen cuando las partículas energéticas provenientes del Sol chocan con otras partículas presentes en la atmósfera de un planeta, una vez que estas fueron transportadas hacia sus polos a través de las líneas del campo magnético.
En la Tierra, la interacción entre las partículas cargadas y los gases atmosféricos, como el oxígeno y el nitrógeno, provoca la aparición de brillantes estelas de luz visible en las regiones del Ártico y el Antártico. En el caso de Urano, la ionización de partículas en su atmósfera, formada predominantemente por hidrógeno y helio, crea auroras que emiten luz invisible para el ojo humano, es decir, en longitudes de onda ultravioleta e infrarroja.
En 1986, la sonda especial Voyager II de la NASA logró detectar por primera vez una aurora ultravioleta en Urano. Sin embargo, desde que se descubrió la existencia del hidrógeno triatómico ionizado (H3+) en el planeta, en 1992, los investigadores han tratado de localizar una aurora infrarroja.
Detectando el buscado fenómeno
En un nuevo estudio publicado en la revista Nature Astronomy se reportó la identificación de una aurora infrarroja en la región norte de Urano, después de encontrar signos de la partícula H3+ en los datos obtenidos por el espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSPEC) del telescopio Keck II, ubicado en el Observatorio WM Keck (Hawái).
Los autores del hallazgo detallaron que las imágenes espectrales fueron tomadas en septiembre de 2006, un año antes de que Urano alcanzara su equinoccio (momento en el que el Sol se sitúa sobre el plano ecuatorial del planeta). Asimismo, mencionaron que el brillo de las partículas de H3+ variaba con la temperatura, por lo que este parámetro fue usado para saber qué tan frío o caliente se encontraba el planeta.
Las observaciones revelaron que las densidades de H3+ aumentaban sin ocasionar cambios significativos en la temperatura de la atmósfera de Urano. Según los científicos, esto es consistente con la actividad auroral, misma que genera una mayor ionización. No obstante, este descubrimiento también generó más dudas sobre por qué este planeta es más caliente pese a estar alejado del gran astro.
«Nuestros resultados ampliarán nuestro conocimiento de las auroras gigantes de hielo y fortalecerán nuestra comprensión de los campos magnéticos planetarios en nuestro sistema solar, en exoplanetas e incluso en nuestro propio planeta», precisó la astrónoma Emma Thomas.
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