El consumo de alcohol influye de manera negativa en la práctica deportiva. Y lo hace no sólo en el rendimiento sino que puede, además, favorecer la aparición de lesiones. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres millones de personas mueren anualmente en todo el mundo como consecuencia del consumo nocivo de alcohol, lo que representa aproximadamente el 5% de todas las muertes.
Además, el organismo alertó que “un número desproporcionado de estas muertes se produce entre los jóvenes, ya que el 13,5% de todas las muertes entre las personas de 20 a 39 años están relacionadas con el alcohol”.
Así, el consumo de alcohol representa uno de los problemas más graves de salud pública a nivel global. Y si bien se señala al deporte como estrategia mundial efectiva para amortiguar el impacto de esta problemática, lo cierto es que combinar ambos hábitos -el consumo de alcohol y el deporte- no es la mejor recomendación.
Y si bien muchas personas consideran que hacer deporte es una buena estrategia para combatir la “resaca” luego de la ingesta de alcohol, los especialistas advierten que “aumenta los riesgos de problemas físicos”, y aconsejan dejar pasar 48 horas entre el consumo de alcohol y una competición deportiva.
“Para los deportistas no es recomendable ni una ingesta moderada de bebidas alcohólicas, ya que a ellos no les es nada útil consumirlas, – apuntó la doctora Leticia Ramírez Ceballos, especialista en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR), en México-. El régimen alimenticio estricto que llevan, junto con hábitos como dormir ocho horas diarias y cumplir el horario establecido de entrenamiento, proporcionan la energía suficiente para un mejor rendimiento”.
En opinión del especialista en medicina deportiva y cardiología y vicepresidente de la Federación Italiana de Medicina Deportiva, Gianfranco Beltrami, “el deportista de competición no debe beber nunca. El ‘beber de vez en cuando’ debería ser realmente la excepción”.
En cambio, si se trata de un deportista aficionado, el especialista sostuvo que “debe saber que el cuerpo necesita al menos dos o tres horas para eliminar el alcohol. Así que no se debe beber al menos tres horas antes, y en cualquier caso cuando se bebe siempre es mejor tomar un vaso de vino junto con una comida bien equilibrada, que se digiera bien”.
Cuáles son los efectos del consumo de alcohol en el deporte
Según el Ministerio de Sanidad español, “la práctica deportiva es una actividad compleja en la que se utilizan y actúan la mayoría de los sistemas del cuerpo humano (sistema nervioso central, cardiovascular, locomotor, digestivo), por ello a la hora de practicar un deporte es importante tener en cuenta que el alcohol tiene un claro efecto negativo en el rendimiento deportivo durante el ejercicio y las competiciones”.
“Es una sustancia psicoactiva que ralentiza el funcionamiento del sistema nervioso; afectando a la concentración, coordinación, capacidad de reacción y a las habilidades psicomotoras imprescindibles para realizar una actividad deportiva de manera satisfactoria”, mencionan los especialistas, al tiempo que agregan que “entorpece la recuperación muscular e incrementa la posibilidad de lesionarse”.
Además, “es un potente diurético que puede propiciar la deshidratación y el desequilibrio electrolítico con el consecuente riesgo de producir calambres, contracturas y distensiones musculares, además de reducir la energía”.
Por último, “inhibe la absorción de proteínas, vitaminas y minerales y la capacidad de nuestro cuerpo para absorber estos nutrientes de los alimentos”, precisaron los especialistas españoles. Y aunque el comienzo de los días más cálidos en el hemisferio sur anima a tomar una copa con amigos, “la ingesta de alcohol es perjudicial antes y después de la práctica deportiva”, advirtió Beltrami. “Y no sólo en la alta competición, también para los deportistas amateur”, destacó.
“Digamos de entrada que beber alcohol antes de hacer ejercicio es malo y no es recomendable, sobre todo para los deportistas profesionales -insistió el experto italiano-. Hay muchas pruebas científicas de que el alcohol, en primer lugar, favorece la acidosis y, por tanto, la producción de cuerpos cetónicos, baja el pH de la sangre, y esto provoca fatiga como primer síntoma”.
Luego, es sabido que si se bebe mucho, el alcohol puede provocar otros síntomas gástricos como náuseas.
“Además, el alcohol disminuye la absorción de vitaminas, especialmente la vitamina B12 y el ácido fólico, cuya ausencia provoca anemia”, continuó Beltrami. Y agregó: “El alcohol es tóxico para las mitocondrias, que producen energía en forma de moléculas de ATP y también sintetizan la hemoglobina. Por tanto, sin hemoglobina, el transporte de oxígeno se reduce. Esta es la razón por la que todos los alcohólicos son anémicos”.
En otro orden, remarcó que “el alcohol disminuye la testosterona, que es la principal hormona para la síntesis de proteínas, por lo que reduce la fuerza muscular”.
Fuente: Infobae
ra