Irán es uno de los pocos países que no ha condenado el ataque de Hamás del 7 de octubre, además de ser un enemigo jurado de Israel.
Tras el bloqueo sucesivo del Consejo de Seguridad, la Asamblea General de las Naciones Unidas, compuesta por 193 miembros, está reunida este jueves en una Sesión Especial de Emergencia y se espera que vote una resolución presentado por los Estados árabes en el que se pide un alto el fuego en Gaza.
El momento de su intervención, el representante de Irán dijo que está dispuesto a jugar un papel en la liberación de rehenes israelíes en manos de Hamás, a cambio de la excarcelación de 6.000 palestinos recluidos en prisiones israelíes.
La propuesta la hizo el ministro de Exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian, ante una sesión de la Asamblea General de la ONU pedida por el grupo de países árabes con el fin de parar la guerra en Gaza, y que ha suscitado una atención inusitada.
Abdolahian dijo que Hamás ha mostrado su disposición a liberar a “los rehenes no militares”, pero sería un canje contra los 6.000 presos palestinos, muchos de ellos encarcelados sin un debido proceso, según han denunciado repetidamente las organizaciones pro derechos humanos.
El ministro añadió que esa operación de mediación se haría conjuntamente con Turquía y Catar (país este último que ha mediado en la puesta en libertad de los primeros rehenes israelíes), sin dar otros detalles.
No parece sencillo que Israel -enemigo jurado de Irán- acepte su mediación oficialmente, pero el ofrecimiento iraní es significativo porque es en Irán donde Hamás tiene su dirección política en el exilio y probablemente es el más firme aliado que Hamás tiene en el mundo.
Resolución no vinculante
Más de cien países han pedido la palabra en esta sesión que busca una resolución, que en ningún caso será vinculante, sobre la guerra en Gaza, ante la repetida incapacidad del Consejo de Seguridad, que ha fracasado ya en cuatro intentos.
El número de países que han pedido la palabra, y que lo han hecho en los días previos en el Consejo de Seguridad, dan idea del interés que la cuestión despierta en el edificio de Naciones Unidas, y ello pese a que la organización internacional se ve incapaz de emitir una señal clara y consensuada sobre el conflicto.
Jordania, en representación del grupo de naciones árabes -que también muestran una unidad poco común- ha presentado ante la Asamblea una resolución que, al contrario que las del Consejo, no tiene carácter vinculante, sino simbólico, pero servirá para mostrar cuántos países se alinean con Israel (y su aliado EE.UU.) y cuántos exigen un alto el fuego inmediato.
La resolución, además de pedir el cese incondicional de hostilidades, condena las medidas israelíes que han llevado a traslados masivos de población en Gaza y los ataques a personas e infraestructuras civiles.
En los pasados diez días, se han sucedido cuatro intentos de resolución en el Consejo que han tropezado con la oposición de Estados Unidos o de Rusia -en esta crisis alineada con China y los países árabes- por una cuestión que va más allá de la semántica: pedir un alto el fuego o solo “pausas humanitarias” para encaminar ayuda a la población de Gaza, como sugiere EE.UU.
Israel cree que ONU es complaciente con Hamás
Israel volvió a atacar este jueves a la ONU, a la que llamó “organización rota y moralmente corrupta”, en palabras del embajador de ese país, Gilad Erdan, ante la Asamblea General sobre la resolución presentada por los países árabes que pide parar la guerra en Gaza.
La ONU “sufre una hemorragia de relevancia, legitimidad y justificación”, dijo Erdan, quien el pasado martes llegó a pedir la dimisión de su secretario general, António Guterres, al acusarlo de justificar los crímenes de Hamás y abrir así una crisis entre el país y los organismos de Naciones Unidas.
Según Erdan, “la ONU ha sido complaciente con el terror levantado en Gaza por Hamás (y por ello) Hamás cuenta con ustedes -dijo a los delegados-: Estén seguros de que pese al terror y las masacres, la ONU saldrá en su rescate (de Hamás) e impedirá a Israel defenderse”, dijo.
Erdan utilizó la mayor parte de su intervención para describir los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre -con apoyo de fotos y videos-, y advirtió que un alto el fuego solo permitirá rearmarse a un grupo que iba calificando unas veces de yihadista y otras de nazi.
El Ejército de Israel realizó una breve incursión nocturna con tanques en el norte de Gaza preparatoria de las “próximas etapas del combate” contra el grupo islamista Hamás, un día después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reafirmara que sus tropas harán una “intervención terrestre” en el enclave palestino.
Indignación selectiva
Antes de Erdan, tomó la palabra el ministro de Exteriores de Palestina, Riad al Malki, al que se quebró la voz en dos ocasiones al describir los ataques que sufren los habitantes la Franja de Gaza.
Al Malki recordó que un 70 % de los 7.000 muertos en Gaza son mujeres y niños, y se preguntó cómo Israel puede decir que está minimizando los daños a civiles: “Si matar a 7.000 es minimizar los daños, maximizarlos debe equivaler a matar 700.000″
“Israel quiere liberar a sus rehenes, y para ello toma como rehenes a dos millones de personas”, dijo, y añadió que 1.600 palestinos quedan entre los escombros, sin que sepa si están vivos o muertos. (I)