El resultado es más que una victoria. Con más del 90 % de las actas válidas escrutadas, Daniel Noboa Azín, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), se impone como el nuevo presidente electo del Ecuador.
Su triunfo sobre la presidenciable de la Revolución Ciudadana, Luisa González, según analistas consultados por Diario EXPRESO, no implica un golpe fulminante a la tendencia correísta, pero sí el inicio de un nuevo rumbo de la política nacional, alejada de la polarización.
“Hay que ser muy cautelosos (con decir que es el fin del correísmo)”, señala Leonardo Laso, consultor político y exsecretario de Comunicación, quien hace hincapié en que el correísmo permanecerá en el panorama.
Incluso señala que la posibilidad de que regrese está latente “en la medida en que la pobreza, la inseguridad, la delincuencia y el desempleo sigan siendo importantes” y afecten a la mayoría de ecuatorianos.
Sin embargo, según continúa, los resultados sí implican que la tendencia correísta ha caído en la preferencia de los electores, principalmente porque existe “una nueva generación, en su mayoría menores de 35 años, que no se ve ni correísta ni anticorreísta; que ya no quiere polarización, sino soluciones prácticas”.
Aunque la victoria de Noboa pueda poner en evidencia el desgaste de la Revolución Ciudadana, para el exasambleísta y excandidato presidencial César Montúfar esto no implica transitar hacia la despolarización. Por el contrario, considera que la rivalidad correísmo-anticorreísmo sigue siendo un factor determinante.
Incluso señala que se puede empezar a observar una regionalización de la votación en el país, según los resultados preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE). Esto porque la presidenciable de la Revolución Ciudadana, Luisa González, ganó en la mayoría de las provincias de la Costa ecuatoriana, mientras que Daniel Noboa capta la Sierra y casi toda la Amazonía.
“Este es un dato significativo: nuevamente la política ecuatoriana vuelve a polarizarse en regiones. Es algo que el correísmo había borrado en las elecciones de 2009 y de 2013, cuando se habían consolidado como una fuerza nacional. Parece que dejó de tener esa potencia, pero sigue presente”, advierte.
“Veo un deseo de gran parte del electorado de querer salir de la polarización. Esperemos que se consolide, pero (la pugna entre) el correísmo y el anticorreísmo sigue siendo un factor gravitante”, dijo y resaltó que eso dependerá de la gestión que realice Daniel Noboa hasta 2025, cuando sean los nuevos comicios presidenciales.
Según Montúfar, el ejercicio del poder de Noboa será decisivo para consolidar o no la despolarización del país. Sin embargo, hace hincapié en que el propio correísmo se podría volver un obstáculo para ese objetivo, asumiendo un rol de oposición.
Esto a pesar de que la misma Luisa González, en su aceptación de los resultados, adelantó que la Revolución Ciudadana brindará gobernabilidad desde la Asamblea. “No lo veo probable. Políticamente el correísmo quiere rehabilitar a su líder, Rafael Correa”, sentencia.
Sin embargo, según Laso, el espacio abierto por González debería ser aprovechado por Noboa, sobre todo porque la Revolución Ciudadana es el movimiento con más asambleístas en la nueva Legislatura, y el presidente electo necesita de apoyos para las reformas que como jefe de Estado busque hacer.
“Noboa tiene que ser capaz de obtener algunos de los votos de ellos (el correísmo) para apuntalar reformas y, además, apoyarse en su capital político”, analiza Laso, al destacar que la seguridad y la economía deberían ser temas que graviten las alianzas que él pueda hacer con el resto de fuerzas políticas del Legislativo.
Por otro lado, sostiene que otro de los retos que tendrá que enfrentar el primer mandatario electo es saber sortear las comparaciones con el presidente de la República saliente, Guillermo Lasso. “El correísmo sin duda va a intentar pegarle eso, ya lo han hecho desde la campaña (de primera y segunda vuelta)”, dice.
Fuente: Expreso
