Lograr acuerdos con la Asamblea Nacional, acercarse a los sectores sociales y empresariales, y definir políticas públicas claras en la lucha contra la corrupción y la impunidad son los principales desafíos políticos –identificados por tres analistas consultados– que tendrá el gobernante que elijan los ecuatorianos este 15 de octubre del 2023 de entre los dos aspirantes finalistas: Daniel Noboa, de la alianza ADN, listas 4-35, y Luisa González, de la Revolución Ciudadana, lista 5.
Ecuador irá a las urnas nuevamente como consecuencia de la muerte cruzada decretada por el mandatario Guillermo Lasso, el pasado 17 de mayo, por la cual se disolvió el Parlamento y se adelantaron los comicios presidenciales y legislativos. Una decisión que Lasso tomó, precisamente, por la grave crisis política que experimentó el país meses atrás y que lo puso al borde de la destitución por un julio político.
El exministro de Gobierno Francisco Jiménez señala dos situaciones que, de entrada, deben tener claras el nuevo presidente de la República: que gobernará por poco tiempo (más o menos año y medio) y que “la variable de eficiencia debe cumplirse con eficiencia”; y que la ciudadanía espera respuestas prácticas y concretas a los graves problemas actuales, siendo la inseguridad el de más connotación política.
Y en ese contexto, cualquiera que llegue al poder debe procurar tener una relación fluida con la Asamblea Nacional, que tendrá cuatro fuerzas políticas con más representantes: Revolución Ciudadana, Construye, Partido Social Cristiano (PSC) y ADN.
“Ambos tendrán una Asamblea complicada porque ninguno tiene una mayoría, y además habrá un bloque de oposición cohesionado”, explica.
“Si bien la Asamblea no es tan importante para gobernar, sí es muy importante para que lo dejen gobernar. Y eso tiene una trascendencia fundamental frente al poco tiempo que dura el mandato y los temas graves que hay que atender, particularmente la seguridad”, advierte Jiménez.
El exfuncionario del gobierno de Lasso opina que el desafío del nuevo gobierno es, entonces, “cogobernar no bajo el criterio de la troncha sino a partir de los acuerdos mínimos entre partes afines, lo segundo es perfectamente legítimo en político, lo primero no. Ahí tiene que haber un fuerte trabajo político de definición de alianzas con proyectos afines y no pensar que una sola persona puede con todo. Ahora, el tiempo es cortísimo para trabajar una agenda de unidad, pero sí se puede armar una agenda de temas mínimos”.
El analista político Lolo Echeverría coincide en que el nuevo gobierno debe conseguir, de entrada, gobernabilidad en la Asamblea, “que llega segmentada, sin mayorías, con varios grupos políticos que van a pugnar por negociar con el Gobierno y obtener –como siempre– algún beneficio”.
Como segunda prioridad, anota, el presidente electo debería considerar el diálogo con los sectores sociales. “Habrá necesidad de acercamientos con la Conaie (Confederación de Nacionalidads Indígenas del Ecuador) y el movimiento indígena para evitar los paros; con los sindicatos de trabajadores, por el tema del desempleo; con los gremios empresariales, porque se necesita poner en marcha al sector productivo y generar empleo; y en definitiva, con la sociedad civil, porque el presidente o presidenta tiene que mostrar liderazgo, que significa tener objetivos claros y entusiasmar a la gente para que caminen hacia esos objetivos aprovechando la popularidad que implica la elección”, reflexiona.
En los temas políticos urgentes, Germán Rodas, coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción, pide, asimismo, no olvidar la lucha contra la corrupción y la impunidad.
El nuevo gobernante tiene que definir políticas públicas claras y contundentes. Sobre todo porque atacando este problema es que podrán cuidarse y recuperarse los recursos que se necesitan para la inversión pública, advierte el activista.
Rodas señala que es importante que se investigue y se corrija el manejo de los sectores estratégicos, las empresas públicas y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que han sido permeables a la corrupción. (I)
Fuente: El Universo