Un fuerte incremento de extranjeros se reflejó en el Censo de Población y Vivienda, donde este grupo pasó de 95.680 en 2001; 181.848 personas en 2010, a 425.045 habitantes en 2022; es decir, hubo un crecimiento del 344,23 %.
Y uno de los orígenes son los efectos de la crisis venezolana que generó un éxodo de ciudadanos. De esta nacionalidad, en el censo del 2001, era el 3,7 % de los extranjeros que estaban en Ecuador, equivalente a 3.545 personas; en 2010 subieron a 4.720; mientras que en el censo de 2022 se registró un gran volumen: 231.686. Significa que en doce años se sumaron 226.966 personas.
Los ciudadanos venezolanos son el 54,5 %, es decir, más de la mitad de los extranjeros que hay en el país. Antes, por el 2001, había 49.060 colombianos, esto representaba el 51,2 % de los extranjeros; y luego fueron 89.931 en 2010, y en 2022 eran 97.832 personas. Son el 23 % y la segunda nacionalidad extranjera en el país.
La inmigración de colombianos sin precedentes a inicios de siglo fue también resultado de una crisis económica y de seguridad en el vecino país donde Ecuador fue visto como refugio.
Gabriela Rosas, docente de Ciencias Políticas de la Uisek, dice que los niveles de inmigración tienen una tendencia creciente y se han agudizado por diversas razones.
“Una de ellas es la situación económica y las crisis políticas que han sufrido y viven algunos países; y por otro lado, desde el ámbito legal, tanto la Constitución y la Ley Orgánica de Movilidad Humana han abierto las puertas a la migración. Los inmigrantes en Ecuador son personas que han venido a este territorio obligados por circunstancias especiales, como por ejemplo el caso de Colombia: la guerrilla, la crisis; o lo que ocurre, por ejemplo, con los venezolanos, que igual viven una situación”, sostiene Rosas.
Y agrega que los ciudadanos están obligados a enfrentar una pobreza extrema, la inseguridad, pero aclara que hay un tema pendiente para obtener resultados. “Recordemos que durante el gobierno de Guillermo Lasso se suscribió el Decreto Ejecutivo 753, que otorgaba una amnistía migratoria para los ciudadanos venezolanos y a sus grupos familiares que no habían registrado su ingreso. Esto, por supuesto, abre las puertas a una regularización y, por tanto, la inmigración puede tener este efecto de no ser mucho más creciente”, explica Rosas.
Pero cuando la situación no se controla no hay efectividad, menciona Vivian Cartagena, oficial del Programa para el Fortalecimiento de la Alianza, quien señala que una fuerte migración puede superar las capacidades de un Estado para responder.
“Ecuador es un país que está pasando por procesos y situaciones complejas que, al final del día, no permiten responder de manera adecuada a la crisis migratoria interna. También, el apoyo de las organizaciones de la sociedad civil y la cooperación internacional han sido fundamentales para atender y asistir a este grupo de migrantes.
A nivel de las provincias, en Pichincha es donde hay más extranjeros, con 125.066 personas; seguida de Guayas, con 100.234; Manabí, con 29.886; Azuay, con 22.320; y en donde hay menos es en las islas Galápagos, con 441.
En tanto, las nacionalidades españolas y cubanas crecieron un poco. ¿A qué se debe?
En 2010 hubo 13.993 españoles, y en 2022 son 20.578. “Puede deberse a dinámicas de reunificación familiar”, dice Cartagena, quien recuerda que en 2008, durante la depresión económica, muchos españoles salieron de su país debido a eso, cuando paralelamente Ecuador y algunos países de América Latina eran boyantes.
Los cubanos en 2010 eran 6.717, y el año pasado fueron 10.768. Según Rosas, es por su calificación. “En los últimos años venía con un crecimiento constante, y consistió en una población altamente calificada que vino a contribuir al sector principalmente de salud, y los cubanos son de hecho los que más se han acogido a la nacionalidad en Ecuador”, apunta Rosas.
En tanto, hay otros extranjeros cuya población en Ecuador va disminuyendo. Los estadounidenses en 2001 eran 9.786, en 2010 fueron 15.017 y en 2022 se censaron 14.424.
De acuerdo con Rosas, los estadounidenses vieron al país como un sitio de retiro, específicamente en la provincia del Azuay. “La mayor parte de ellos, jubilados, vieron una oportunidad para hacer un país de retiro; es decir, veían algunas condiciones interesantes, calidad de vida, y uno de los factores importantes es la seguridad”, afirma, e indica que la falta de esta protección sería la causa de la disminución.
Y a esas se suman la peruana y chilena. En 2010 se contabilizó a 15.676 peruanos, y doce años después a 14.837. Y con la chilena, en 2010 eran 4.339 y en 2022 bajaron a 4.242.
“Pese a las condiciones que no son tan favorables y parece que la protesta en 2019 (por alza en los pasajes) fue bastante importante y tocó fibras sensibles de la población chilena, además del cambio de Gobierno y otros factores condicionaron la situación de migración. No obstante, Chile no ha visto como primera opción o como país más atractivo al Ecuador para ser una nación de llegada”, explica Rosas.
Fuente: El Universo
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