Bandas instalan sus sistemas de videovigilancia en sectores de Guayaquil y así evaden los operativos y controles policiales

Agentes de Inteligencia han detectado en el último año que desde sus teléfonos algunos cabecillas de células delictivas que operan en barrios populares de Guayaquil monitorean a través de cámaras a quienes ingresan y salen de sus sectores.

Así evitan la entrada de grupos enemigos, además, la Policía no los toma por sorpresa y la detención y desarticulación de las organizaciones se vuelve más complicada.

Un ejemplo de eso es lo que esta semana ocurrió en el sector de la 15 y la G, cerca del estero Mogollón, en el suburbio, adonde decenas de agentes llegaron el miércoles para ejecutar un allanamiento tras el ataque a bala contra una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) cercana, donde descansaban quince uniformados.

Los agentes ya sabían quiénes estaban tras el atentado, pero cuando llegaron los sospechosos ya no estaban, sin embargo, se habían preparado instalando barricadas en las calles y hasta construyendo muros o rompevelocidades que no permitían a los patrulleros avanzar. Por esto, maquinaria municipal llegó al punto para destruir los obstáculos que el viernes 15 de septiembre se habían vuelto a levantar.

El miércoles el coronel Édison Molina, jefe policial del distrito Portete, indicó que quitaron cuatro muros de contención y pilotes de concreto que formaban una especie de garita. Destacó también que en este barrio se ubicaron seis cámaras irregulares que estaban en los postes. Es un sistema de videovigilancia que no está autorizado y que fue destruido.

Esta banda estaría con las cámaras asegurando su permanencia en la zona, pues saliendo por el estero Mogollón se llega al puerto de Guayaquil en diez minutos, analizó el jefe policial.

Pero no es el único caso. En Monte Sinaí los extorsionadores también tendrían bajo vigilancia algunos barrios. Así controlan y saben a qué hora salen y llegan quienes aún “deben la vacuna”.

Roberto Z., un morador de la cooperativa Balerio Estacio, contó que algunas casas de la zona han sido abandonadas por las familias que huyen, pues a la fuerza las organizaciones quieren reclutar a sus hijos menores de edad (desde 10 años).

“Como la casa queda botada, hacen reuniones ahí, tienen cámaras de seguridad. Incluso ahora, otro modo de vigilancia es que en cada esquina tienen una cámara”, reveló el hombre que con la mirada señaló el equipo de vigilancia que está a pocos metros de su casa.

Es como un sistema paralelo al del ECU911 o de Segura EP, pero monitoreado por delincuentes. Roberto añadió que ellos mismos (los extorsionadores) conectan las cámaras.

“A algunos vecinos les han pedido permiso, pero no todos estaban de acuerdo. Tampoco nadie tuvo el valor de decir que no la pongan porque como se les paga vacuna ellos ‘nos cuidan’”, comentó el habitante de Balerio Estacio, una zona en su mayoría con casas de caña o bloque y con calles de tierra.

Roberto Z. contó que está poniendo en venta su casa en redes sociales, pero sin mostrar la fachada y sin pegar un anuncio en su puerta, porque sostuvo que a quienes están vendiendo sus propiedades también les quieren cobrar una parte.

Cerca de ahí, el 20 de abril del presente año, agentes de Inteligencia detectaron otro barrio que contaba con una especie de circuito cerrado.

Miembros de bandas instalan cámaras de seguridad para controlar sus barrios. Foto Carlos Barros/El Universo. Foto: El Universo
Ocurrió cerca de Ciudad Victoria, ingresando por La Ladrillera (noroeste de la ciudad), tras el secuestro de trabajadores que iban en un camión repartiendo productos cárnicos.

Agentes de civil que estaban cerca vieron el secuestro, pero cuando llegaron los refuerzos para rescatar a los trabajadores y entraron a la zona ya no encontraron a nadie. Los secuestradores acababan de salir, pues vieron a través de las cámaras que ingresaban las camionetas policiales.

Los uniformados, entonces, hallaron cerca de diez cámaras, supuestamente instaladas por miembros de la banda los Águilas. Ellos estaban pidiendo $ 20.000 a la empresa por liberar a los colaboradores y devolver el camión robado.

Lo mismo ocurre en sectores del sur de Guayaquil como El Mosquito, Ciudad Perdida y Punta Arrecha, en el Guasmo. Así lo indicó días atrás el coronel Marcelo Castillo, jefe del distrito Sur, quien también ingresó a estas zonas ubicadas al pie del estero para quitar obstáculos que habían sido construidos en las calles. En las zonas también se detectaron cámaras sospechosas.

Castillo aseguró que en el sector a su cargo hay mucha complicidad de vecinos. Muy molesto contó que cuando hay un crimen y los agentes de la Unidad de Muertes Violentas (Dinased) van a pedir videos de cámaras particulares para tratar de atrapar a los sicarios, nunca entregan las imágenes.

Este Diario consultó a Segura EP cuántas cámaras de videovigilancia hay en Guayaquil. Indicaron que existen 1.427 ojos de águila y 16.329 cámaras con analítica (posee entre siete y cuatro cámaras), son los equipos adquiridos a la empresa Telconet que cuentan con reconocimiento facial y que podrían detectar situaciones anómalas, como actitudes amenazantes. Estas cámaras están operando desde hace un mes.

En sectores como La Ladrillera hay seis cámaras analíticas, en Monte Sinaí se han instalado 26 de estos equipos. En la Trinitaria hay 42 cámaras analíticas y 14 ojos de águila, y en la zona del Guasmo, Segura EP cuenta con 8 cámaras de ojos de águila y 108 analíticas.

Solo en la avenida Casuarina en las últimas semana se han instalado 40 cámaras, sin embargo, los delitos se siguen reportando en este sector de mucho movimiento comercial.

El ECU911 de Samborondón tiene al momento 1.200 cámaras que son monitoreadas por 25 personas por turno. A nivel nacional el ECU911 tiene 6.500 cámaras. 

Fuente: El Universo

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