Después de que el asesinato de Fernando Villavicencio sacudió el tablero político, el debate electoral se convirtió en un punto de inflexión en la carrera presidencial. Cientos de miles de miradas se enfocaron en el diálogo de los ocho presidenciables, que dejó sorpresas, una amplia conversación en el posdebate e interpretaciones sobre los efectos que pudo tener en los resultados de la primera vuelta. Con esa antesala, y a menos de dos meses para los comicios del 15 de octubre, los candidatos finalistas Luisa González y Daniel Noboa se enfrentarán cara a cara el domingo 1 de octubre.
Hasta llegar al debate las preferencias de los electores pueden variar, dependiendo de los aciertos y errores que tengan Luisa y Daniel, no solo durante la campaña electoral, que arrancará el 24 de septiembre y terminará 12 de octubre, sino antes.
Los dos tienen como objetivo común captar las voluntades de quienes no los favorecieron en la primera vuelta. Están en juego 4,2 millones de votos, que aglutinaron los otros seis aspirantes a Carondelet.
Una lectura generalizada que dejó el debate presidencial de la primera vuelta, y los resultados del 20 de agosto, es que los ciudadanos están cansados de la confrontación, de los ataques entre políticos, del antagonismo correísta y anticorreísta. Los electores buscan soluciones a los problemas actuales y respuestas al porvenir, sin que esto implique ahondar o promover divisiones.
La presidenciable Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana, lista 5, llegó al primer debate encabezando la intención de voto en todas las encuestas. Durante sus intervenciones se dedicó a confrontar a quienes consideró sus principales rivales en ese momento (Jan Topic y Otto Sonnenholzner) y repitió como mantra el lema “ya lo hicimos”, refiriéndose a los logros pasados del gobierno de Rafael Correa. Su puesta en escena fue tanto criticada por sus detractores como elogiada por sus partidarios.
En las antípodas está Daniel Noboa, de la Alianza Democrática Nacional (ADN), listas 4-35. Su nombre no aparecía en el radar de los cuatro más opcionados, según encuestas. No recibió ataques durante el debate, ni tampoco los profirió contra ningún candidato. Mantuvo un perfil sereno, enfocado en sus ideas. Su participación recibió comentarios positivos y empujó los demás esfuerzos de su campaña, convirtiéndolo en “la gran sorpresa”, para muchos.
Con ese contexto, desde ya analistas advierten que el debate entre González y Noboa será distinto, con un escenario y condiciones diferentes, partiendo del hecho de que el candidato de ADN ahora sí será blanco de ataques, quizá no frontalmente por parte de Luisa, pero sí de sus simpatizantes o personas que, sin ser partidarios de González, encuentren defectos en la candidatura del hijo del multimillonario empresario Álvaro Noboa.
De cara al balotaje, se prevé que el tono que usen los finalistas será determinante, lo que no quiere decir que no habrá intensos esfuerzos por debilitar la imagen del adversario y resaltar la propia. Además, serán claves las estrategias que definan con sus equipos para afincar mensajes y actitudes en el debate, que luego trasciendan en redes sociales y se instalen en la conversación digital.
Andrea Yépez, estratega política, reflexionó que mucho va a pesar el nivel de desgaste con el que lleguen ambos candidatos al debate de segunda vuelta. A su criterio, el desafío es más grande para Noboa, por las expectativas que levantó. No obstante, precisó que no se puede afirmar que uno de los dos tiene garantizado su desempeño en el debate ni tampoco asegurada la Presidencia de la República.
“Si durante los días previos al debate de segunda vuelta Daniel sufre, lo que de hecho ya está pasando, el proceso natural de desgaste de una campaña política, probablemente la gente llegue al debate con menor expectativa, porque probablemente algunos generarán animadversión en el camino porque se irán enterando de cosas que antes no conocían del candidato. Creo que esta evolución puede ser especialmente perjudicial para Daniel. En el caso de Luisa, casi todo lo que se podía exponer sobre esa candidatura ya se ha expuesto en primera vuelta, así que lo máximo que podría suceder en ese caso es que permanezca estable y dentro del debate tenga una participación muy neutral que no le permita ganar espacios, pero tampoco le haga perder demasiado”, comentó Yépez.
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El recuerdo del debate entre Rafael Correa y Álvaro Noboa
El careo entre Luisa González y Daniel Noboa traslada la memoria al debate presidencial de 2006 en que participaron Rafael Correa, candidato por el entonces movimiento Alianza PAIS, lista 35, y Álvaro Noboa, del extinto Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian), ista 7.
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Los analistas consultados comentaron que, dependiendo del electorado, rememorar el debate del 2006 podría no ser una carta de peso, a favor o en contra, de Luisa González y Daniel Noboa, porque los actuales candidatos tienen personalidades distintas a sus antecesores y la situación del país también es diferente.
No obstante, podría ser un ingrediente más presente en la campaña, conforme se acerca la fecha del segundo debate de las elecciones anticipadas, debido a que los dos candidatos finalistas han apelado a las figuras y legado de Rafael Correa y Álvaro Noboa.
Fuente: El Universo
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