Qué extraordinario ejemplo de patriotismo y coraje hemos dado los ciudadanos del Ecuador al acudir masivamente a votar, pese al terrible estado de inseguridad que vive el país en estos momentos. Superar el miedo y enfrentar todo tipo de peligros potenciales fue un poderoso mensaje para los violentos: nuestro país está en contra de ellos y quiere terminar con las amenazas y hechos de sangre que agobian y no nos dejan vivir en paz a la población.
Es un mensaje que trasciende fronteras, porque el narcotráfico que nos hunde en la inseguridad es un fenómeno transnacional, que requiere medidas concertadas internacionalmente entre los países consumidores, productores y de tránsito. Los violentos intentan subyugar al país y el mensaje enviado es que no lo permitiremos. En este momento debemos tener la convicción de que si los enfrentamos como pueblo unido no nos vencerán. Tenemos que tener la convicción de que de esta guerra “si no salimos todos, no sale nadie”.
El reclamo de los votantes es también para las élites por su incapacidad de lograr consensos, dialogar sobre temas sustantivos y enfrentar los graves problemas nacionales e internacionales mediante acuerdos que permitan nuestra unidad. Estas actitudes muestran la incapacidad de los líderes de superar sus intereses personales y sus afanes de aferrarse a sus posiciones de poder, en lugar de buscar auténticas soluciones a los problemas acuciantes de pobreza aberrante, exclusión, hambre e inequidad. Hay que generar trabajo y prosperidad para todas las generaciones. Cuando la tasa de pobreza rural es del 50 por ciento y millones están condenados a la desnutrición, hay que tomar medidas urgentes.
Otro aspecto que debo resaltar con optimismo es el compromiso de los jóvenes en esta elección. La gran mayoría de los analistas tildan a los jóvenes como egoístas, autocentrados, dedicados a su propia satisfacción y con absoluta falta de compromiso con sus sociedades y países. Pues en esta pasada elección han demostrado lo contrario. Ellos han votado demostrando un interés en el futuro, dejando sentado lo que ellos quieren y admiran. Ese mensaje también tiene que ver con la necesidad de superar las taras que arrastramos por siglos; somos una sociedad más responsable del ambiente y otros temas que garanticen la perduración de la humanidad.
Otro aspecto esperanzador es que en estas elecciones se evidenció un marcado equilibrio de género. Tenemos un largo camino por recorrer para desterrar el machismo y la xenofobia, la violencia y los patrones patriarcales, pero es un importante inicio que las mujeres tengan un puesto de liderazgo en las principales esferas de la cosa pública.
Por último, el mensaje más importante es que los ciudadanos de este país están interesados y comprometidos con el éxito de la patria. Esta elección dice a todos que hay quienes estamos convencidos en un mejor futuro para el Ecuador, para el bien de nuestros hijos y nietos. Hay que sentirse orgullosos de ser ecuatorianos y ser parte de quienes primero ¡piensan en la Patria! (O)