Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de su Monitor Fiscal, Ecuador es el tercer país de Sudamérica con el mayor nivel de gasto público como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, en comparación al tamaño de su economía.
En primer lugar, está Brasil donde el gasto del llamado Sector Público no Financiero suma el 48,08% del PIB.
En segundo lugar, está la Argentina con un gasto que, como promedio de los últimos años, llega al 38,3% del PIB.
En tercer lugar, se ubica Ecuador que, a pesar de las continuas crisis y el bajo crecimiento económico, tiene un gasto estatal de 37,16% del PIB.
En comparación, países con población similar como Chile tiene un gasto que llega al 26,92% del PIB.
Por su parte, los vecinos más cercanos de Colombia y Perú tienen un gasto público del 34,7% y 22,4% del PIB, respectivamente.
El Sector Público no Financiero incluye al Gobierno Central, las entidades de la seguridad social, el sector eléctrico, las empresas públicas y los gobiernos locales.
En 2023, a través del Presupuesto General del Estado (PGE), el Gobierno Central gastó $32.694,73 millones anuales o alrededor de $90 millones diarios.
Para 2024, de acuerdo con la proforma enviada por el presidente de la República, Daniel Noboa, el PGE proyecta gastos por $35.536,04 millones anuales o más de $97 millones al día.
En el momento de mayores precios del petróleo, durante el segundo boom petrolero entre 2010 y 2014, el gasto del Gobierno Central llegó incluso a superar el 40% del PIB.
El problema de fondo, como ya ha analizado LA HORA, es que esos miles de millones que cada año se le quitan al sector privado, sobre todo vía impuestos, para financiar al Estado no se ven reflejados en mejores servicios públicos e infraestructura.
Entre 2008 y 2023, a través del PGE, se ha gastado un acumulado de más de $483.000 millones. Sin embargo, de acuerdo con la economista Andrea Moreno, la economía ecuatoriana está estancada, el sector público es deficiente y la inversión es mínima.
“No se trata de gastar más, sino de gastar mejor. Ecuador necesita urgentemente un pacto fiscal para establecer prioridades reales. Con un sector privado formal pequeño, un Estado grande (fuera de las reales capacidades de pago de la economía ecuatoriana, se vuelve un lastre para el empleo, la formalización y el crecimiento”, puntualizó.
¿Se puede bajar el gasto público al 25% del PIB?
Hace un par de semanas, durante su más reciente discurso ante el Congreso, el presidente de Argentina, Javier Milei, propuso a los Gobernadores, y los políticos de todos los sectores de ese país, firmar un pacto refundacional, con bases liberales, durante el próximo 25 de mayo de 2024.
Uno de los 10 puntos de ese pacto es “la reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno”.
Esa meta, que involucra toda una redefinición del Estado, busca que quede más dinero para producir, emplear e invertir desde el sector privado.
A pesar de las críticas, que apuntan que todos los países ricos tienen estados grandes; mientras los países pobres tienen estados pequeños, el economista liberal español, Juan Ramón Rallo, en uno de sus más recientes análisis, ha dicho que esa lógica no siempre es cierta; y sí se puede establecer un Estado moderno pequeño para tener una sociedad próspera
La clave es establecer prioridades claras, reducir la tramitología innecesaria, abrir realmente la economía a la inversión privada y al comercio mundial, entre otros temas.
“Que las sociedades pobres estén obligadas a tener un Estado pequeño, no significa que toda sociedad con Estado pequeño esté condenada a ser pobre”, explicó Rallo.
Algunas de las sociedades más ricas del mundo tienen estados cuyo tamaño es comparativamente pequeño.
Por ejemplo, Chile y Panamá, que son de los países más prósperos de América Latina, tienen un Estado entre el 26% y el 21% del PIB, respectivamente.
Asimismo, Corea del Sur y Taiwán tienen un gasto estatal que va entre el 18% y el 28,6% del PIB
También está el caso de Suiza donde el gasto público se ubica en el 31% del PIB, es decir, 6 puntos por debajo del tamaño del Estado en Ecuador.
Pasos para reducir el gasto público
Según una visión liberal, se puede establecer cuatro pasos generales para lograr una reducción sustancial del gasto público:
1 Reducir el tamaño de la burocracia estatal y los privilegios de contratos colectivos excesivos. Actualmente, el gasto anual en sueldos, solo en el Gobierno Central, llegará a los $10.207 millones o más del 48% de todo el gasto corriente en 2024.
2 Revisar todos los subsidios y subvenciones proteccionistas que se dan a todos los sectores de la economía. Ecuador gasta más de $7.000 millones al año en esto. Solo dejar los que tengan un real impacto social en los sectores más pobres. Examinar exenciones y exoneraciones, con el fin de solo dejar las que tengan resultados reales en el impulso a la producción y la generación de empleo.
3 Financiar buena parte de la obra pública no a través del presupuesto estatal; sino mediante un sistema de concesiones a empresas privadas.
4 Reforma estructural del sistema de pensiones, que incluya el paso a un sistema mixto (público y privado). El objetivo es que se abra la posibilidad de que libremente se escoja ir a un sistema de capitalización o ahorro individual por fuera del monopolio del IESS.
De acuerdo con Rallo, un Estado grande como el de España, con más del 47% del PIB, contradictoriamente ha generado el mayor aumento de la pobreza en los últimos años. Además, ha producido los menores niveles de ingresos de la Unión Europea.
Siguiendo estos cuatro pasos, y manteniendo presupuestos en funciones básicas como seguridad y justicia, incluso una economía como la española podría reducir su gasto al 26% del PIB.
En el caso de Ecuador, con un plan coherente de reestructuración a cinco años, que ya ha recibido aportes de la academia y gremios profesionales, también se podría ir optimizando poco a poco el Estado a un nivel que puede ser pagado sin asfixiar al sector privado ni convertirse en la mayor traba para la formalización.
Durante la primera etapa de la dolarización, entre 2000 y 2006, que también es llamada dolarización de mercado, el gasto público era de un poco más del 20% del PBI y se logró mayores niveles de reducción de la pobreza y de crecimiento económico que durante el segundo boom petrolero y el estado grande de la década correista. (JS)
Fuente: Diario La Hora