Las campañas políticas presidenciales se han caracterizado por emplear elementos publicitarios con el fin de atraer la atención de los votantes. Expertos en Ciencias Políticas analizan este fenómeno que se ha instaurado en la política.
Emily Morán es una joven universitaria que siente que Daniel Noboa, ahora presidente electo, llegó bastante a la juventud y a los universitarios. A su criterio, ellos pudieron identificarse con él fácilmente, ya que él, además de ser empresario, era joven y músico.
Tanto a la estudiante como a sus amigos les interesó que él gustara del arte como a ellos. Pero lo que más le llamó la atención fue la figura de Noboa de cartón. “Físicamente es atractivo y todos decíamos que queríamos un Daniel Noboa, y como había muchísimas réplicas, cada quien tomó su Daniel Noboa el día de celebración de las fiestas octubrinas, y nos lo llevamos a la casa”, narra sonriendo y comenta que lo seguía a través de TikTok.
A criterio de Hernán Reyes, sociólogo, especialista en Estudios Culturales Latinoamericanos y catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), el marketing político que utilizó Noboa fue más actualizado, efectivo y apelaba a aspectos apolíticos. “Estuvo bien encuadrado en lo que significó el muñeco de cartón, Chito Vera, el baile de Noboa…; quizás es una nueva corriente, no solo marketing, de la comprensión de la política de ahora y que ya se vio con (Guillermo) Lasso al ponerse los zapatos rojos y bailar en TikTok”.
En cambio, para Pablo Andrade, psicólogo clínico, experto en Ciencias Políticas y catedrático de la UASB, esto no es efecto de la posmodernidad, sino de los sistemas políticos muy fragmentados que tiene el país, donde es fácil crear partidos políticos y es muy difícil construirlos. “A nosotros nos sorprende porque nos parece algo nuevo, porque no vemos como deberíamos de mirar, con más atención, a los países centroamericanos, pero esto no es nuevo”.
Pero esta banalización afecta a las campañas electorales, más allá de lo que diga el marketing y las consultorías políticas, sostiene David Chávez, sociólogo, politólogo y catedrático de la Universidad Central del Ecuador, debido a que el problema radica en que a través de estas formas no se logra discutir los problemas de fondo. E indica que no solo Noboa la aplicó, también lo hizo el correísmo.
Reyes declara que buena parte de la población no vota ideológicamente, sobre todo los más jóvenes; a ellos, la ideología no le hace sentido ni entienden lo que significa. “Están hipermediatizados, por eso hay un eterno presentismo, cuenta el día a día y hay una pérdida de los procesos causales”. Andrade agrega que, para los votantes de entre los 18 y 25 años, la memoria política no cuenta, sino que cuenta el aquí y ahora.
No obstante, aunque la política contemporánea opera de esta manera, al correísmo no le hizo mucho bien el entrar a ese tipo de juegos, piensa Chávez, porque desfigura su propuesta. “Eso le funciona a la derecha; a la izquierda no muy bien”.
La candidata correísta quiso tratar de imitar cómo se mostraba Noboa, pero a ella no le funcionó muy bien, concuerdan los expertos, porque tuvo que hacerlo bajo un código restringido y con la imagen del expresidente Rafael Correa. Además, de que su estrategia fue una muy tradicional, bien producido, pero que no pega en ese grupo etario, debido a que es considerado muy político y pesado, asegura Reyes.
Por otro lado, desde la cuarentena sanitaria, debido a la pandemia del COVID-19, se volvió cotidiano para la población el estar expuesta a la pantalla de los teléfonos o del computador, comenta Andrade, lo que ha facilitado la comunicación política basada en el marketing político, en el que predomina la imagen que lo ideológico.
A juicio de Andrade, la organización política ADN es un partido del grupo Noboa. El jefe de Estado electo llegó a Carondelet con el apoyo de una potencia empresarial que se convirtió en el gran proveedor de recursos logísticos y de capacidades organizacionales que, por sí solo, el movimiento político carece. Adiciona que ahora pudo contar con el respaldo de la familia porque está reconciliada, no así cuando su padre intentó por cinco ocasiones ponerse la banda presidencial.
Fuente: Expreso