La comunidad internacional exige el recuento de votos, mientras el mandatario venezolano Nicolás Maduro fue proclamado abruptamente. Barriadas protestan.
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano, Elvis Amoroso, proclamó a Nicolás Maduro como vencedor de las elecciones presidenciales de Venezuela, sin las auditorías al proceso, ni la confirmación del boletín de los resultados finales.
La “proclamación” se realizó en medio de una jornada de protestas en los sectores populares de toda la geografía venezolana.
La Comunidad Internacional, encabezada por Brasil, Argentina, Estados Unidos, Colombia y otros países de América Latina, exigió a las autoridades electorales venezolanas resultados transparentes y la verificación del conteo de los votos de forma independiente.
Con esto, Maduro se va aislando nacional e internacionalmente y sus apoyos se reducen a los saludos de los gobiernos de China, Rusia y los países de la Alba, entre los que destacan sus socios: Bolivia, Cuba, Nicaragua y Honduras.
De hecho, ante la presión internacional, el régimen chavista ordenó el retiro de la representación diplomática de siete países y rompió las relaciones con los gobiernos de Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.
Incluso los observadores internacionales que tradicionalmente realizan un balance de las elecciones, se mantuvieron en silencio, mientras organizaciones de veedores internacionales exigían transparencia.
Noche larga y protestas
A pesar de algunas irregularidades que fueron denunciadas por la dirigencia opositora el 28 de julio de 2024, el pueblo salió cívicamente a las calles a votar y culminó la jornada a altas horas de la noche con el anunció de un resultado que generó importantes dudas, no solo en el pueblo venezolano, sino en la comunidad internacional.
Este 29 de julio el descontento popular se destapó, cacerolazos en los distintos sectores de las principales ciudades del país se convirtieron en movilizaciones a lo largo del territorio nacional.
En la capital, Caracas, la gente de los sectores más vulnerables del país, como El Cementerio, Santa Rosalía, Pinto Salinas, Petare, La Cota 905, salieron de sus casas para dirigirse al Palacio de Miraflores, registrándose enfrentamientos con la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional (policía militarizada).
En varias ciudades en el interior del país se observó cómo la población derribó las imágenes del fallecido presidente, Hugo Chávez, así como otros íconos usados por el régimen del Socialismo del Siglo XXI.
Los sectores populares, sobre todo de la capital, han sido fundamentales para la caída o permanencia de un Gobierno. En 1958, el régimen del dictador general Marcos Pérez Jiménez cayó el 23 de enero impulsado por la revuelta popular y militar.
En 1989, nuevamente los barrios salieron de sus casas y se gestó el llamado ‘Caracazo’, los días 27 y 28 de febrero, la población molesta por la crisis económica salió a las calles, generando disturbios y saqueando locales comerciales. Golpe que generó la desconexión del recién juramentado presidente, Carlos Andrés Pérez, quien ascendió ese 2 de febrero.
La más reciente se registró entre la tarde del 13 de abril y la madrugada del 14 de abril del 2002, cuando la presión popular y militar puso fin al intento de golpe de Estado contra Chávez, quien había sido sacado del poder luego de los sucesos del 11 de abril de ese año.
Pruebas del fraude
Durante la jornada, el régimen de Maduro, en un intento de romper a la Plataforma de la Unidad Democrática (PUD) y haciendo uso del fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, se abrió una investigación contra María Corina Machado, Leopoldo López y Lester Toledo, por el presunto delito de fraude electoral.
Según el fiscal, los acusados habrían encabezado un plan para adulterar el sistema informático del CNE venezolano, realizado desde Macedonia del Norte.
Por su parte, Edmundo González y Machado emitieron un pronunciamiento acompañados de la dirigencia opositora de la PUD en la que ratificaron que tienen las pruebas para demostrar el fraude electoral.
El sistema electoral venezolano obliga a realizar la transmisión de los resultados de las máquinas de votación antes de imprimir las actas. En este sentido, Machado puntualizó que gracias al apoyo de miembros y testigos de mesa, tendrían en su poder el 73,20% de las actas de las mesas de votación suficientes para demostrar el fraude orquestado por el CNE.
Según Machado, tras el conteo de ese 73% de las actas, Edmundo González Urrutía habría logrado “una victoria con 6’275.132 votos”, mientras que Nicolás Maduro solo habría obtenido “2’759.256 votos”. Acotó que la data ya estaba disponible en un sitio web, para que gobiernos y venezolanos puedan conocer los resultados del 28J.
Hasta el cierre de esta edición, la página oficial del CNE venezolano seguía sin permitir el acceso a la data de las elecciones presidenciales. (ILS)
Comunidad Internacional y la OEA exigen recuento
Maduro ha recibido el rechazo de importantes gobiernos del continente y del mundo que exigen la transparencia del proceso y el recuento de los votos. El silencio de gobiernos como Colombia, Brasil y México, al no reconocer los resultados, es una muestra de la presión internacional que se ejerce para que se transparenten los resultados.
Del mismo modo, el Consejo permanente de la OEA, a petición de 12 países miembros entre los que destacan: Estados Unidos, Canadá, Guatemala, Argentina y Ecuador, convocó una reunión extraordinaria para tratar el caso de Venezuela.
Los escenarios de Maduro se siguen cerrando y el silencio de la jerarquía de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana nuevamente será clave porque se mantiene como la institución que podría marcar la diferencia para que se respete la voluntad popular.
Uno de los pocos apoyos que ha recibido Maduro llegó del exvicepresidente y prófugo de la justicia, Rafael Correa quien a través de su cuenta en X celebró la victoria de mandatario venezolano e incluso había adelantado mensajes con exit polls antes que el organismo electoral emitiera los resultados.
En América, dirigentes de la izquierda dan signos de distanciamiento con Maduro y su régimen, exigiendo que sea respetada la voluntad del pueblo, tras la elección.
Fuente: La Hora