ROBINHO pasó del cielo al infierno. El Rey Pelé lo consideró en 1999 como su heredero y fue catalogado como una de las grandes estrellas del fútbol brasileño que tocó la gloria europea en Real Madrid, Manchester City y Milan, entre otros, pero en 2022 fue condenado a nueve años de cárcel por una violación grupal cometida en Italia en 2013.
El ex jugador de 41 años cumple su pena en la prisión de Tremembé, en San Pablo, luego de que la justicia de su país rechazara el recurso que presentó para recuperar la libertad, y contó su vida diaria en un video publicado por el Consejo Comunitario Taubaté, una organización sin ánimo de lucro creada por el juez Sueli Zeraik para apoyar al Poder Judicial.
«Nunca he tenido ningún tipo de beneficio. Las visitas son los sábados o domingos. Cuando mi esposa no viene sola, viene con mis hijos. El trato es el mismo para todos. Mi dieta, mi horario de sueño, todo es igual que con los demás reclusos. Nunca he comido nada diferente, nunca he recibido un trato diferente. Cuando llega la hora de trabajar, hago todo lo que hace el resto. Si queremos jugar al fútbol, está permitido los domingos, cuando no hay trabajo», precisó.
Y agregó: «Han estado diciendo mentiras de que soy un líder carcelario o de que tengo problemas psicológicos. Nunca he tenido eso, nunca he tenido que tomar medicamentos, gracias a Dios. A pesar de lo difícil que es estar en una penitenciaría, es normal, pero gracias a Dios siempre he tenido la cabeza fría y estoy haciendo todo lo que puede hacer cualquier recluso».
Robinho, que disputó dos Mundiales con la Selección de Brasil, subrayó que «aquí en la prisión de Tremembé el objetivo es reeducar, resocializar a quienes han cometido errores. Nunca tuve ningún tipo de liderazgo aquí, ni en ningún otro lugar. Aquí, los guardias son los que mandan, como ya les dije, y nosotros, los internos, sólo obedecemos».
El establecimiento Dr. José Augusto César Salgado P2 (Penitenciaría II de Tremembé) es conocida como la «cárcel de los famosos» en Brasil, con 430 reclusos repartidos en celdas que varían en tamaño de 9 a 15 metros cuadrados y en las que pueden alojarse hasta 6 personas.
En 2024, el futbolista que inició su carrera profesional en Santos dijo que tenía pruebas para demostrar su inocencia que fueron ignoradas, incluso luego del juicio, por la Justicia italiana.
Del hecho que le valió la condena relató que «tuvimos una relación superficial y rápida. Intercambiamos besos, después de eso me fui a casa. Había otras personas en el lugar. Cuando vi que ella quería seguir con otros chicos, me fui para casa…. Fue consensuado. Nunca lo negué. Podría haberlo negado, porque mi ADN no está ahí. Pero no soy un mentiroso».
Vía elgrafico.com.ar