En el precio del litio no solo interviene la oferta y la demanda, señalan los expertos.

Por un lado, Estados Unidos y Europa están mirando a Sudamérica como un actor relevante dentro de su cadena de suministros para la fabricación de autos eléctricos.

Por el otro está China, el mayor fabricante de vehículos eléctricos y el mayor mercado del mundo, que también necesita garantizar las materias primas que requiere para seguir desarrollando el negocio.

Como telón de fondo está la incertidumbre sobre nuevas políticas de aranceles o incentivos de producción de autos eléctricos que pueden implementar los países en los próximos años.

Cuando José Fernández, subsecretario de Estado para el Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente de Estados Unidos, estuvo en agosto en Buenos Aires, dijo que China estaba inundando el mercado del litio para “destruir a la competencia, para bajar los precios y obligar a que las empresas salgan del mercado”.

Aunque esa acusación no ha sido demostrada, lo que sí refleja es el conflicto que existe entre las mayores economías del mundo por asegurar el acceso a los minerales críticos en el proceso de transición energética.

Y en ese contexto, probablemente el papel de Chile y Argentina en el mercado del litio continuará siendo relevante.