La gran diáspora de Moldavia ayudó a definir el final de la historia. Aunque inicialmente parecía que el ‘No’ tomaba la delantera en el referendo que le preguntaba a los ciudadanos sobre ingresar a la Unión Europea (UE), luego de que se contaran los miles de votos de los moldavos en el extranjero, la balanza se revirtió y el ‘Sí’ tomó fuerza.
Con el 99,41% de los 1,4 millones de votos escrutados el ‘Sí’ se situó en el 50,39%, frente al 49,61% que votó ‘No’, según la Comisión Electoral Central.
Un cambio en los resultados que alivian la preocupación de la mandataria proeuropeísta, Maia Sandu, quien temía un rechazo ciudadano a la membresía y, por ende, un revés en sus planes para alejarse cada vez más de la esfera de influencia rusa.
Moldavia, país exsoviético de unos 2,5 millones de habitantes vivió una fuerte polarización durante la campaña previa al referendo, con una población fragmentada entre la mano que le extiende Bruselas para ser el miembro número 28 del Bloque Comunitario o el respaldo del país más grande del mundo, gobernado por Vladimir Putin.
Durante las votaciones del domingo 20 de octubre, Sandu denunció que “grupos criminales” trataron de socavar la votación y, aunque no ha publicado pruebas, la Unión Europea aseguró que hubo una injerencia “sin precedentes” del Kremlin en el referendo.
“Los grupos criminales, trabajando junto con fuerzas extranjeras hostiles a nuestros intereses nacionales, han atacado nuestro país con decenas de millones de euros, mentiras y propaganda, utilizando los medios más vergonzosos para mantener a nuestros ciudadanos y nuestra nación atrapados en la incertidumbre y la inestabilidad”, dijo la presidenta Maia Sandu después de que se contara aproximadamente el 90% de los votos.
“Tenemos pruebas claras de que estos grupos criminales tenían como objetivo comprar 300.000 votos, un fraude de una escala sin precedentes. Su objetivo era socavar un proceso democrático”, agregó Sandu.
Desde Bruselas, corazón de la Unión Europea, llegaron comentarios que apoyaron los argumentos del Gobierno moldavo y la Comisión Europea, encargada del Ejecutivo del bloque, indicó que sus servicios habían “tomado nota” de la interferencia rusa y manifestó su apoyo a Chisináu en su camino de adhesión a la UE.
“Esta votación tuvo lugar bajo una interferencia e intimidación sin precedentes por parte de Rusia y sus representantes, con el objetivo de desestabilizar los procesos democráticos en la República de Moldavia”, afirmó el portavoz de Asuntos Exteriores de la Comisión Europea.
La alineación occidental se consolidó con las declaraciones de Washington. El portavoz de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, señaló en un comunicado que “Rusia está trabajando activamente para socavar las elecciones de Moldavia y su integración europea”.
“Ataques híbridos rusos”
En la noche del sábado 19 de octubre, a horas de las elecciones presidenciales y el referendo de la UE, la presidenta Maia Sandu advirtió sobre la posible injerencia rusa en los comicios.
Sus palabras iban en relación con un folleto de campaña que estaba siendo distribuido por jóvenes simpatizantes a su Gobierno, que decía que grupos criminales pagaron unos 16 millones de dólares a 130.000 personas el mes pasado, en un gran plan de compra de votos “para causar desestabilización y caos” en Moldavia.
A esta estrategia las autoridades moldavas la denominaron como una “guerra híbrida” por parte de Moscú como estrategia para descarrilar su camino hacia la UE, una estrategia vinculada a la financiación de grupos de oposición prorusos, la difusión de desinformación, la intromisión en las elecciones locales y el respaldo a un importante plan de compra de votos.
El supuesto esquema revelado el 3 de octubre, que supuestamente pagaba a personas a través de bancos rusos, estaba vinculado a Ilan Shor, un oligarca prorruso exiliado, cuyo ‘Partido Shor y amigo de Rusia’, fue declarado inconstitucional y prohibido en 2023.
Shor, quien fue condenado en ausencia el año pasado a 15 años de cárcel por fraude y lavado de dinero en el caso de 1.000 millones de dólares que desaparecieron de bancos moldavos en 2014, negó las acusaciones de pagar ilegalmente a los votantes, al afirmar que “los pagos son legales” tras citar el derecho a la libertad de expresión.
La Presidencia de Moldavia se disputará en segunda vuelta
Además del referendo, la carrera presidencial se llevó a cabo al mismo tiempo, pero a diferencia del primero, las elecciones presidenciales no tienen todavía un punto final, ya que aunque Sandu tuvo un amplio apoyo del 42% de los votos con el 98,92% escrutado, no obtuvo logró la mayoría absoluta y ahora el país debe ir a una segunda ronda, el próximo 3 de noviembre.
La actual presidenta se enfrentará entonces a Alexandr Stoianoglo, un exfiscal general, amigo de Rusia, que superó las encuestas con alrededor del 26,3% de los votos.
“Voté porque son los moldavos los que deben determinar su destino y no las mentiras o el dinero sucio. Salgan a votar, el voto es su elección de cómo va a vivir mañana”, subrayó Sandu el domingo 20 de octubre tras emitir su sufragio en un liceo de Chisinau.
Stoianoglo, en cambio, sostuvo que ejerció su derecho al voto, para apuntar a una Moldavia “moderna, pacífica y próspera” y prometió realizar su primera visita a la región separatista de Transnistria, si llega al poder.
Fuente: France 24