Es la Aduana de Fierro, ubicada en el Complejo Cívico Naval Jambelí. No está en uso y se espera que funcione un museo.
Una identidad de Guayaquil radica en ser una ciudad puerto, con inmuebles patrimoniales y reliquias que hasta cierto punto pasan desapercibidas o cuyas generaciones actuales las desconocen. Guayaquil tendría un largo camino para recuperar su patrimonio, ya lo han dado por sentado urbanistas e historiadores locales y, en medio de este escenario, surge la incógnita sobre cuál sería la edificación más antigua de la urbe. El título se lo lleva la Aduana de Fierro, situada en las calles Vacas Galindo y Vivero, en el interior del Complejo Cívico Naval Jambelí, que data desde 1892.
Son 131 años que se mantiene en pie esta estructura, a pocas cuadras del emblemático Barrio del Astillero, en el sur. EXPRESO aterrizó a este punto para recorrer el complejo y conocer el estado actual de la Aduana y qué planes se pretenden poner en marcha en la monumental reliquia, que está rodeada por palmeras, museos y que cuenta con dos pisos.
El capitán de fragata y director del Instituto de Historia Marítima, Byron Terán, detalla que el edificio tiene su origen europeo, sostiene que es el edificio más antiguo (después seguiría el Mercado Sur, hoy Palacio de Cristal, de 1905), y que existe un proyecto para que la edificación sea el espacio donde se instale el museo Almirante Juan Illingworth.
“Ese último lo tenemos parcialmente en la Casa Piana y acá tendría todas las condiciones para que funcione como un real museo. Existe un decreto de creación y es importante que mantengamos la estructura, se respete la línea de tiempo”, comenta el capitán, quien revela que, teniendo en cuenta que en Guayaquil hay una nueva gestión municipal, ya ha conversado con funcionarios del Municipio sobre esta situación.
Precisa que ya lo hizo con Larissa Marangoni, presidenta de la Empresa Municipal de Turismo, aunque aguarda una cita con el alcalde Aquiles Álvarez. “Esperamos reunirnos y conversar con él; es importante que le dé el valor necesario…”, agrega Terán, quien señala que en la parte superior se podría llevar a cabo el museo, y en la parte baja hasta un área para conferencias y exposiciones.
El arquitecto e historiador Melvin Hoyos conoce de cerca la situación de la Aduana de Fierro. Conversa con este Diario mientras observa el área este de la estructura, en la que confiesa que no ha tenido “variación” y que se mantiene intacta a como era originalmente. También se refiere al proyecto que la Armada ha pensado, que también se incluye la restauración, y es claro al referirse que se necesitarían recursos. Una realidad en la que se miran otros patrimonios.
“En 2018, hubo un acercamiento de la Armada con el abogado Jaime Nebot (exalcalde) que se comprometió para la restauración, en ese entonces (presupuesto) estaba en $ 900.0000. Me parece importante que podamos tener algo más de nuestra historia puesta en valor, que unan esfuerzos el Gobierno central y el Municipio porque no son dos reales, tengo entiendo que serían unos $ 2 millones”, explica el también coordinador institucional del Cabildo.
Sobre el hallazgo del edificio más antiguo de la ciudad, el historiador Fernando Mancero compartió un documento a este Diario, en el que se revela que en marzo de 2018, al término de una reunión en el área, notó la fachada posterior del antiguo supermercado de la Armada e inició la tarea de investigar sobre este edificio.
“Cuando indagué sobre el edificio, el comandante Darwin Jarrín me informó que, aunque desconocía el origen de la estructura, sabía que era tan antigua como el mercado sur. En ese momento pensé ‘¡la encontramos!’”, se lee en el oficio, en el que se expresa que también participaron en una inspección in situ otros investigadores. Ellos se asombraron por ver a la estructura bien conservada.
Hoy, Mancero evoca que esta llegó en 1892, pero que entró en funciones en 1894, aunque no se sabe la fecha de su inauguración. Esa es una investigación que aún falta.
Narra, además, que por su ubicación de aquel entonces, fuera del perímetro urbano, ahí se almacenaban elementos inflamables que se importaron para evitar grandes incendios. “Funcionó como aduana, luego estanco, un tiempo sin uso, luego arsenal naval, más tarde como supermercado de la Armada, pero el edificio está íntegro”.
La importancia de su conservación, a juicio de Mancero, recae en que Guayaquil es una ciudad ávida de patrimonio. El hecho de tener un edificio del siglo XIX, que tiene que ver íntimamente con la actividad y vocación de ser una ciudad como puerto, es parte del ADN histórico. “Es importante, y ser un punto atractivo de la ciudad, que tiene poco patrimonio y debemos salvar lo poco que tenemos para ser conciencia de lo que fuimos y seremos”, concluye.
El interior es bodega del museo illingworth
Actualmente, el interior de la Aduana de Fierro se constituye básicamente en la bodega del museo Almirante Illingworth, lo que, por tema de espacio, no se puede difundir. Es por esto que se prevé que en el lugar funcione dicho museo. La estructura tiene dos pisos, con un aproximado de 250 metros cuadrados.
Fuente: Diario EXPRESO
